25 marzo 2010

Qu’est ce qui se passe au Pérou ?

Rencontre avec des nouveaux écrivains

Les écrivains péruviens Sergio Galarza et Pedro Casusol, l’éditeur et écrivain Gabriel Rimachi et l’artiste, illustratrice et écrivaine Shila Alvarado se sont présentés du 19 au 21 mars à Luxembourg dans le 10ème Salon du livre et des cultures, où ils participent à un rencontre publique sur les maisons de édition au Pérou.
Immédiatement après Alvarado, Rimachi et Casusol se rendent à Paris, où aura lieu un rencontre, organisé par l’Association des étudiants péruviens en France ASEPEF, sur ses dernières œuvres et la multiplication des maisons d’édition indépendantes au Pérou.
Lundi 29 mars 2010, 19h00

Salle du conseil Maison des Initiatives Etudiantes
50, Rue des Tournelles - 75003 Paris
M° Bastille ou Chemin Vert

L’Association d’étudiants péruviens en France ASEPEF est une association régie par la loi du 1er juillet 1901 et le décret du 16 août 1901. L’association a pour but d’établir un moyen de communication et de solidarité permanent entre les étudiants et les chercheurs péruviens en France, et faciliter leur intégration dans la vie étudiant française, de faciliter la construction des liens avec les autorités péruviennes et françaises en vue de développer des projets en commun, de promouvoir la diffusion des recherches académiques et intellectuelles de ses membres ainsi que diffuser la culture péruvienne en France.
http://www.asepef.org/
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24 marzo 2010

OSWALDO REYNOSO INAUGURA LA SALA DE AUTOR DE LA CASA DE LA LITERATURA PERUANA

Como parte de su recorrido de Literatura Viva, que busca acercar al público a sus autores favoritos, la Casa de la Literatura Peruana inaugura un nuevo espacio denominada Sala del Autor, ubicado en el primer piso.
En este ambiente, cada semana un reconocido escritor de las letras peruanas recibirá al público que desee conversar con él sobre su trayectoria y sus anécdotas literarias. También se podrá adquirir sus obras y habrá un espacio para la firma de libros. Adicionalmente la sala contará con exhibición de libros del autor, objetos personales o fotografías.
Para dar inicio a las actividades, contaremos con la presencia del reconocido escritor Oswaldo Reynoso, destacado miembro del Grupo Narración y autor de los libros Los inocentes y En octubre no hay milagros, el viernes 26 de marzo a las 3:00 pm., en la Casa de la Literatura Peruana (Antigua Estación de Desamparados, Jr. Ancash 207, Centro Histórico de Lima). El ingreso es libre.
Los profesores interesados en inscribir a sus colegios para participar de estas actividades pueden comunicarse al teléfono: 426 2573.
Próximamente nos acompañaran: Oscar Colchado y Alonso Cueto.

Para mayores informes comunicarse con la Srta. Alessandra Tenorio, Responsable de la Oficina de Imagen Institucional y RR.PP. al teléfono: 426 2573.

22 marzo 2010

Kafka ilustrado

Kafka, fue creado por el dibujante Robert Crumb y el escritor David Zane Mairowitz. Libro recorre las fobias, la culpabilidad, el terror a la figura paterna y los amores del autor de El proceso.

EFE. Madrid.

El dibujante Robert Crumb se ha unido al escritor David Zane Mairowitz para plasmar el contexto, las fobias y las simpatías de Franz Kafka en un cómic a camino entre la novela gráfica y la biografía ilustrada.

De vida y ficción
Kafka (Ediciones La Cúpula) es una introducción a la vida y la obra del escritor praguense, aunque también es una interpretación de sus símbolos e imágenes recurrentes y un recorrido por sus principales obras –cuentos y novelas– a través de los trazos del arquetipo del cómic “underground”, Robert Crumb.
“Es un libro que tiene mucha ilustración pero también tiene forma de cómic –como narración secuencial gráfica–. Están El proceso, La metamorfosis, La colonia penitenciaria... Hay una mezcla de libro ilustrado y, al mismo tiempo, de cómic; incluso en el sentido del lenguaje”, apunta el editor, Josep María Berenguer.
El libro está estructurado cronológicamente y cuenta con el guión del escritor David Zane Mairowitz. Un guión crítico e interpretativo y que ya en las primeras páginas alude a los “carniceros de la cultura moderna” que han convertido a Kafka y su obra en poco menos que un “adjetivo”. “Ningún otro escritor de nuestra era, y quizás ninguno desde Shakespeare, fue tan sobre interpretado y encasillado”, escribe Zane Mairowitz.
Los dibujos tienen el sello inconfundible de Crumb, aunque esta vez en un tono realista. Tanto los que aluden a aspectos biográficos de Kafka (1883-1924) como las historietas que recrean algunos de los cuentos y novelas del escritor praguense.
Kafka recorre las fobias del autor: su autohumillación, el terror a la figura paterna, la vergüenza por su cuerpo, la hipocondría, su complejo de culpa, sus amores... pero, por sobre todo ello, “la intrincada broma judía”, algo que suelen olvidar los ‘kafkólogos’.
“Creo que Crumb se siente bastante identificado con Kafka, en el sentido de que él es también muy maníaco y es poco sociable, y huye de aglomeraciones de gente, de que lo entrevisten...”, apunta Berenguer.Y matiza: “De Kafka siempre se reivindica un cierto sentido del humor negro, un humor judío de esos autoflagelantes, y en ese sentido Crumb también es de los poquísimos autores que son capaces de autoflagelarse y de mostrar sus miserias interiores delante de todo el mundo”.

El producto Kafka
También “hay una especie de crítica a que Kafka se haya convertido en una figura turística, un producto de ‘marketing’”, apunta Berenguer.
Así, el “epílogo” del libro nos muestra con profunda ironía una viñeta en la que aparecen Crumb y Zane Mairowitz en Praga, vestidos con una camiseta en la que puede verse el rostro de Kafka. Se trata de la Praga moderna, la que ha descubierto que su “extraño hijo judío” es ahora “rentable como una atracción turística”.

Libro. Kafka (La cúpula, 2010) cuenta con el guión de David Zane y las ilustraciones de Robert Crumb, también creador de una versión gráfica del Génesis bíblico.

21 marzo 2010

Fallece la tia Julia

Se que son dos post muy cercanos (el de la muerte de Delibes y ahora este), pero asi es la vida. El diario La Prensa, de Bolivia, anuncio hace unos dias el fallecimiento de Julia Urquidi, quien fuera esposa de Mario Vargas Llosa e inspiradora de la novela La tia Julia y el escribidor. Parece que nadie se ha percatado de este hecho. Los dejo con la nota:
Julia Urquidi Illanes, la mujer boliviana que inspiró la novela La tía Julia y el escribidor, del narrador peruano Mario Vargas Llosa, falleció ayer a los 84 años, víctima de una complicación respiratoria. Sus restos son velados en el salón Las Misiones de la ciudad de Santa Cruz, informa el periódico El Deber.
Nacida en Cochabamba en 1926, Julia Urquidi fue la primera esposa del novelista arequipeño. Se casó a fines de los años 50 con Vargas Llosa pese a la oposición unánime de su familia, pues ella, divorciada, era diez años mayor que Mario, entonces de 19, y también su tía política.
Su historia de amor quedó inmortalizada en el libro La tía Julia y el escribidor, publicado en 1977 y ambientado en La Paz. En él, Varguitas basa un personaje en su amada tía-esposa y retrata al radialista Raúl Salmón como creador de las más populares radionovelas de la época.
Sin embargo, la versión de los hechos de Vargas Llosa no convenció a Urquidi, quien decidió escribir su verdad en el relato Lo que Varguitas no dijo, publicado en 1983. Para entonces el matrimonio de la tía Julia y Varguitas era ya historia.
A principios de los 60, la pareja dejó La Paz para radicar en París, luego de pasar una temporada en Madrid, donde el entonces prometedor escritor tenía una beca para un doctorado. Según contó Urquidi en Lo que Varguitas no dijo, la ruptura fue repentina. Mario, por carta, le confesó que estaba enamorado de Patricia, sobrina carnal de Julia y quien es hasta ahora su esposa.
Tras la decepción, Urquidi se refugió en la casa de sus padres, en la ciudad de Cochabamba. Allí trabajó como secretaria privada de la esposa del general René Barrientos, entonces vicepresidente de Bolivia. Después se fue a Lima y en los 70 regresó al país para ser secretaria de la primera dama durante el Gobierno de Banzer. También fue jefa de protocolo de la Alcaldía de La Paz. Entretanto, contrajo matrimonio por tercera vez.
Sus familiares la recuerdan como una mujer delgada, levemente encorvada, de mirada firme y dueña de una sonrisa astuta. “Leía muchísimo, era una mujer muy culta. Fumaba todo el tiempo largos cigarrillos Big Ben que le complicaron la vida”, declaró a El Deber Wanda Zegarra, quien se considera su nieta pero que en realidad es nieta de su hermana Irma, pues la tía Julia no tuvo descendencia.
Sus últimos días los dedicó a la lectura y a obras de caridad. Según sus familiares, no tenía resentimientos hacia escritor que la convirtió en personaje literario. En una entrevista durante la fallida tentativa presidencial de Vargas Llosa, Julia declaró a El Comercio. “A Mario no le guardo ningún rencor; ¿por qué? Cada uno tiene derecho a escoger su vida. Me hubiera gustado más honestidad, porque se hubieran evitado muchos problemas y sufrimientos”.
Urquidi publicó su respuesta a su ex esposo en “Lo que Varguitas no dijo”.

10 marzo 2010

Teresa Muñoz y Hernan Migoya en "La siega"


Dedicada a la labor editorial, la escritora Teresa Muñoz acaba de ser incluida en la seleccion de narrativa preparada por la revista española "La siega", donde destaca su cuento "La hierba buena" y un adelanto de la nueva novela de Hernan Migoya. Click en el enlace para leer el texto completo.

La hierba buena
María permanecía inmóvil bajo la lluvia mientras observaba desde la primera fila cómo los enterradores lapidaban con tochos y cemento ese agujero que cada vez se volvía más negro. Sus ojos apenas parpadeaban. Vestía con desagrado un riguroso luto, que aunque la desfavorecía, no lograba eclipsar su belleza. También iba de negro integral su suegra, a quien tenía a su derecha y cuyo llanto perdía y cobraba brío por momentos, como si se olvidara de por qué lloraba y de pronto lo recordara de nuevo. Al lado izquierdo de María estaba su hermana Ana, a quien el hábito protegía del aguacero que les había sorprendido sin paraguas ni botas impermeables. Cuando se hizo la oscuridad total en el cubículo donde habían metido la caja con Juan dentro, y la lápida de mármol estuvo bien sellada, se dio por concluido el sepelio y la poca gente que había acudido se esparció por las callejuelas ya embarradas del cementerio. María bajó la cabeza y se vio los pies hundidos en el lodo, pensó que sus zapatos podían estropearse y en que no tenía otros. Entonces les dijo a su suegra y a su hermana que era mejor marcharse a casa, allí ya no hacían nada. Ellas asintieron y empezaron a andar agarradas cada una a un brazo de María.

El verano había sido plácido. El calor se había soportado muy bien gracias a las precipitaciones tempranas, que regaron las tierras augurando una buena cosecha. A María le gustaba pasear campo a través después de la lluvia porque los olores se acentuaban y las hojas mojadas de las plantas que rozaba al caminar le refrescaban los tobillos. Ir a comprar huevos frescos a la granja era la excusa perfecta para disfrutar de una larga caminata a solas. Una tarde mientras regresaba de uno de esos paseos, estando ya en el último tramo de la carretera que muere en el pueblo, oyó el motor de un coche que se acercaba. Se preguntó quién podría ser porque pocos en el pueblo tenían coche y raramente llegaba gente de fuera. El coche fue aminorando la velocidad y al alcanzarla paró para preguntarle si quería que la acercara. El conductor era un hombre de mediana edad, quizás algo mayor que ella pero no mucho más, bien vestido y, a juzgar por su consideración, amable y educado. Ésa fue la primera impresión que se llevó de él María, pero no aceptó la invitación; el recorrido era corto y no justificaba subir al coche de un desconocido por muy galante que pareciera. El motor volvió a revolucionarse y María siguió caminando sin dejar de mirar cómo el automóvil se hacía cada vez más pequeño delante de ella. 

07 marzo 2010

Siu Kam Wen: una inquietante exploracion de los limites


Siu Kam Wen acaba de ser entrevistado por el Diario El Comercio sobre su nueva novela "El furor de mis ardores" que presentaramos hace poco y que ya cosecha sus primeros exitos entre los lectores, que disfrutan siempre con las nuevas entregas de este notable escritor chino peruano. Basada en un crimen real ocurrido en Hawai y ambientada en la decada del 70, "El furor de mis ardores" ingresa en el oscuro mundo de las emociones encontradas y explora los limites de la condicion humana, que a veces se deja llevar por el mal amor. Imperdible. Aca el enlace CLICK AQUI

Luego de agotar la reedicion de "El tramo final", esta nueva entrega promete seguir los pasos: busquenla en todas las librerias de Lima.

Playas, el esperado nuevo libro de Carlos Calderon Fajardo

Que duda cabe: Carlos Calderon Fajardo es un autor que a lo largo de los años ha cultivado el arte de escribir con tal maestria que sus historias, en novelas alucinantes como la dedicada a la vampira Sarah Ellen (que anuncia una segunda parte), o en cuentos tan sorprendentes como Gyula (uno de mis favoritos) o Magaly (inolvidable escena final), que hacia falta un libro dedicado a las playas y al mar, ese mundo misterioso que tanto disfruta el escritor (enamorado eterno de las playas de Punta Negra, donde reside). Una coleccion de cuentos editado por Borrador editores que desde ya, se convierte en el imprescindible de la temporada. Corran a comprarlo. Los dejo con el texto de presentacion del libro, que estuvo a cargo de la notable escritora Katya Adaui.

¿Puedo amar el mar pese a que me robó a una abuela que no llegué a conocer?

Sí. Y el mar es la única incertidumbre que amo.

¿Puede Carlos amar el mar pese a la visión de cuerpos hinchados mordidos por los peces?

Por supuesto.

En las playas no hay que observar solo el horizonte, donde las aguas se mueven brillantes como la plata, siempre escondiendo o anunciando algo.

Hay que dedicarse con detenimiento a la orilla. Gaviotas, peces globo, caballitos de mar, pelícanos, lobos marinos. Si están con los ojos muy abiertos es que llegaron de lo más alto y de lo más hondo, decididos y solos, a nuestros pies.

La severidad del mar es implacable, excepto por sus historias. Por los aprendizajes que nos entrega como rachas de olas. Es cuestión de aprender a observarlo, como a él le gustaría, si pudiera saberlo.

Aquí quiero hablar de Robert Walser. Un escritor paseante que, como Carlos, se entregaba a observar lo cotidiano y a plasmar en lo que veía conocimientos universales. Él habla sobre un hombre que camina en un bosque y, a medida que las imágenes lo emocionan, los verdes árboles, las ramas a punto de ceder al peso de los frutos maduros, las luces de un pueblo pronto alcanzable, decide dejarse tocar “por la vida y sus ecos”.

A Carlos el mar lo ha influenciado; está hipnotizado por sus misterios tanto como por sus verdades. Por eso en su cuento titulado Solo vive en Pucusana se atreve a narrar la historia de un joven escritor que enfrenta al crítico literario que ha destrozado su primer libro, para hacerle una sola pregunta: “¿qué significa que usted haya escrito que en mis cuentos “no asoma en ningún momento el eco de la vida?”.

Carlos no se permite esto. Me lo imagino sentado donde termina la arena seca y comienza la húmeda. Tiene la tentación de hacer un túnel con las manos: no necesita esperar demasiado para encontrar agua a ambos lados. Sí, en sus cuentos todo dice vida: Y esta vida se divide en las 2 desembocaduras de un puente sobre la arena: los cuentos que conforman el grupo: del mar cercano… cuentos de amigos, amores y familias, íntimos; sonoros (porque en el mar, contrario a lo que se piensa, no hay silencios, por eso, hasta las caracolas tienen rumor de mar); nostálgicos de juventud, de las olas que ya no pueden correrse; de la belleza fugaz de las mariposas, puesto que viven solo un día; de la pobreza de los barracones y sus habitantes que le dan la espalda al mar; de los circos que llegan a las playas una vez al año, con sus cargamentos de perros pulgosos y actores miserables; de los deportistas anónimos de la Costa Verde; de las mujeres al sol y cuya existencia recién se confirma por la ropa de baño que se mece en el cordel; de los peces espada que buscó Hemingway y la ballena que midió su infierno con el cielo de Melville; del amigo que se ahogó en Cerro Azul y que trajo consigo la muerte del propio narrador.

Al otro lado del puente sobre la arena, en la Playa de la Familia de Mussolini, asistimos a momentos muy singulares en la vida de escritores… escritores para los que el mar tuvo momentos de revelación, pues es allí donde, imagina y sabe Carlos con precisión, van a enfrentarse a los monstruos, a la gracia y la belleza, a los caminos serpenteantes de la verdad: es en la orilla donde muere el mar, donde ellos nacen como escritores.

Este domingo acabé de leer Playas en El Silencio. Comprenderán lo perfecto del entorno. Hay que saber el momento exacto del clavado, de lo contrario, te puedes romper el cuello. Yo no conozco otra forma de ingresar al mar que no sea de un clavado. Eso de hacerlo de a poquitos, hasta creer que el agua fría ya se calentó, no es para mí. Seguro Carlos ingresa así al mar. Una niña golpeaba el agua cerca de mis amigos y de mí. Porque ellos estaban más cerca les dije: ayúdenla, se está ahogando. Uno de ellos le preguntó: ¿te estás ahogando? Y ella respondió: ¡sí!

Si ustedes son de los que no se bañarían en el mar de noche, porque temen la vida que se mueve secreta debajo de sus pies, no pueden leer este libro. Si ustedes son de los que toman baños de asiento, porque temen que la ola los arrastre, los revuelque y ya no puedan regresar a la orilla, tampoco pueden hacerlo. Para leer este libro hay que zambullirse una y otra vez sin mirar la bandera roja o adentrarse mar adentro en una lancha sin motor, como el fotógrafo que quiso retratar cuevas en Paracas y murió por no saber nadar y no tener chaleco, pero antes de embarcarse dijo: debo hacerlo. Es en las playas donde las personas que aman el mar comparten sus historias y esperan algún día llegar a ser parte de ellas. Es en las playas donde los buenos escritores, como Carlos, renacen a los ecos de la vida.

Si Carlos llama Playas a su libro y no Mares, es porque quiere que aprendamos de lo que él está viendo: miremos no lo que agoniza en el mar, sino lo que sobrevive en la orilla.