21 diciembre 2008

Conversando con Siu Kam Wen

Posteo acá la entrevista última que hiciera la revista SOMOS al escritor peruano-chino (o chino-peruano) Siu Kam Wen, quien reside actualmente en Hawai y cuya novela "La vida no es una tómbola" se presentará en el mes de febrero. Disfrútenla

19 diciembre 2008

José Güich y lo fantástico

Encontré esta entrevista que Maribel De Paz le hace a José Güich para la revista Caretas. Como siempre, Pepe no deja de sorprender con sus lúcidas respuestas. Los dejo entonces con la entrevista. No olviden que Pepe acaba de reeditar su estupendo "Los espectros nacionales" en el sello de San Marcos (Ese cuento fue antologado, además, en la antología de 2007, Nacimos para perder. Simplemente cuentos).

Poseído por la literatura fantástica, el escritor José Güich vuelve con Los Espectros Nacionales.
Los Espectros de Güich.

Obsesiones y fantasmas de variada naturaleza recorren los relatos de Los Espectros Nacionales (Editorial San Marcos, 2008), la más reciente entrega de José Güich. Allí, el autor reincide en la línea fantástica de publicaciones anteriores: Año Sabático (2000) y El Mascarón de Proa (2006), dándole la razón a Harry Beleván en aquello de que adentrarse en lo fantástico implica ingresar en la desmesura.
¿De qué espectros estamos hablando?
-De obsesiones, cuentas pendientes con un pasado que presiona al presente, de pesadillas nacionales, la Guerra del Pacífico, la imposibilidad de construir una imagen coherente de nuestra historia. Por ejemplo, el cuento “El otro monitor” plantea la posibilidad de dos mundos paralelos con dos monitores Huáscar y dos almirantes Grau que se entrecruzan. Quise relativizar no la gesta heroica, sino el hecho de que eso ocurra solo en una circunstancia.
¿Conjurar esos fantasmas en la ficción ayuda a domarlos en la realidad?
–En parte sí, y en parte nos impregnamos más de esos fantasmas. Los exorcismos son peligrosos...
Este libro está habitado de paradojas temporales.
–Quizá por mi impregnación de literatura porteña. Bioy Casares, por ejemplo, utiliza ese tópico en La Trama Celeste, un libro genial con el que sigo dialogando. Pero también me gusta el objeto inanimado que controla la vida de una persona, me gusta la idea de los otros yo, del doppelgänger, temas que están en la literatura fantástica desde Hoffmann.
Se suele hablar de la ausencia de tradición fantástica en el Perú. Y sin embargo se siguen publicando antologías, como 17 Fantásticos Cuentos Peruanos, de Casatomada.
–Felipe Buendía hizo una en los años 50, luego vino la de Harry Beleván, luego La Estirpe del Ensueño de Gonzalo Portals, a partir de la cual se aprecia que algo se ha construido. El peso del realismo urbano era tan grande que era difícil apreciar qué pasaba en líneas paralelas o, parafraseando, universos paralelos. Ahora vemos una instauración más sistemática de lo fantástico en el Perú.
¿Por qué crees que está sucediendo esto?
–Quizá por el agotamiento del realismo como estética. Pero no estoy en contra del realismo, admiro a escritores realistas netos como Vargas Llosa, que es un gran admirador de lo fantástico, fíjate. Además, lo fantástico está dando señales de que le interesan los fantasmas de los 80. Eso lo demostró la antología de Gustavo Faverón (Toda la Sangre), donde más de un cuento explora la violencia política desde la sensibilidad fantástica.
Lo fantástico no necesariamente es terror o ciencia ficción. ¿Cómo lo defines tú?
–Creo que lo fantástico parte de una desestabilización de lo real, y donde mejor calzó esta idea de que lo cotidiano no era el último refugio del hombre común fue en Argentina. Borges, Cortázar y Bioy Casares demostraron que la misma cotidianeidad oculta los componentes de lo fantástico. Hay situaciones insólitas que no se explican. Lo fantástico aprovecha esos territorios.
Por último, ¿cómo conjugas la creación con la crítica literaria en Correo? Hay quienes piensan que son incompatibles.
–Yo creo que es una manera distinta de crear y recrear. Una obra es un conjunto de signos por ser descifrados y yo alimento mi propio trabajo literario con la crítica, en el sentido de la ampliación de mundos. Ser más racional en la crítica te lleva a lo contrario en la narración. Entonces, se crea un Dr. Jekyll y Mr. Hyde. Quizá Jekyll es el crítico y Hyde el literato. O al revés.
¿Un desdoblamiento de José Güich?
–Bueno, yo tengo más de un desdoblamiento...

(Entrevista de Maribel De Paz)

09 diciembre 2008

Los libros más votados por los lectores este 2008

Este es un espacio para promover todas las publicaciones literarias del 2008, y dejar que los lectores de la Agenda Peruana de Literatura puedan escoger su libro favorito.

Construiremos la lista de candidatos para cada categoría hasta el 22 de diciembre. Al día siguiente empezarán las votaciones. Una vez iniciada la votación no podrán añadirse más libros a la lista (el programa no lo permite). Apoya tu libro favorito!!!!

http://www.agendaperuana2008.blogspot.com/

07 diciembre 2008

El extranjero - Albert Camus

Recuerdo que hace muchos años descubrí esta novela de Albert Camus (Mondovi, 7 de noviembre de 1913 — Le Petit Villeblevin, Francia, 4 de enero de 1960) y quedé profundamente conmovido por la forma en que la muerte cercana hace detonar en el personaje central una serie de sucesos que lo llevan a un final inesperado. Ahora que estaba revisando mis libros viejos (los más queridos de la pequeña biblioteca que conservo) descubrí este ejemplar y quise compartirlo con los lectores de este blog. Los dejo entonces con la primera parte, como para picar el diente. Espero les guste y busquen el libro pronto.


El extranjero

Parte I


Hoy ha muerto mamá. O quizá ayer. No lo sé. Recibí un telegrama del asilo: «Falleció su madre. Entierro mañana. Sentidas condolencias.» Pero no quiere decir nada. Quizá haya sido ayer.
El asilo de ancianos está en Marengo, a ochenta kilómetros de Argel. Tomaré el autobús a las dos y llegaré por la tarde. De esa manera podré velarla, y regresaré mañana por la noche. Pedí dos días de licencia a mi patrón y no pudo negármelos ante una excusa semejante. Pero no parecía satisfecho. Llegué a decirle: «No es culpa mía.» No me respondió. Pensé entonces que no debía haberle dicho esto. Al fin y al cabo, no tenía por qué excusarme. Más bien le correspondía a él presentarme las condolencias. Pero lo hará sin duda pasado mañana, cuando me vea de luto. Por ahora, es un poco como si mamá no estuviera muerta. Después del entierro, por el contrario, será un asunto archivado y todo habrá adquirido aspecto más oficial.


Pueden continuar leyendo aquí (aunque sería mejor comprar la novela, la experiencia es siempre diferente).

18 noviembre 2008

Breve Bestiario Peruano en Radio Capital, 96.7 FM - RPP

Este domingo a las 9 de la noche, vía las ondas de Radio Capital - 96.7 FM, el biólogo, investigador y escritor Daniel Cossíos, autor del estupendo libro Breve bestiario peruano, será entrevistado por el Dr. Anthony Choy, especialista en temas de mitología y misterio. Una oportunidad perfecta para conocer más sobre los seres sobrenaturales que pueblan el imaginario andino en la voz de uno de sus investigadores más acuciosos. Para aquellos que están fuera del país, puede oír el programa on-line a través de www.capital.com.pe . Están todos invitados.
Sobre Breve Bestiario Peruano:
La franja costeña, árida e infinita, oculta entre la arena seres que podrían atraparte y ocultarte en las profundidades de la tierra. La sierra y la selva con sus áreas inexploradas, grutas interminables, silencios absolutos y noches increíbles, esconden en algún lugar a los seres que descansan en estas páginas, recuperados de la mitología peruana oral y escrita a lo largo de una gran investigación que llevó al autor a recorrer el país en busca de los seres fabulosos que pueblan los mitos y leyendas del Perú. Sirenas, cabezas voladoras, dragones con cuerpo de serpiente y cabeza de venado, una llama que bebe agua del océano para que éste no inunde al mundo, son sólo algunos de los más de setenta seres que Daniel Cossíos, biólogo e ilustrador de profesión radicado en Montreal, ha recopilado en este brillante libro que aparece en una segunda edición, corregida y aumentada, y que incluye ilustraciones del propio autor. Un libro imprescindible para todos los peruanos.
Breve Bestiario Peruano está disponible en las librerías Crisol del óvalo Gutiérrez y del Jockey Plaza, Commentarios, Íbero, Contracultura, La casa verde, El virrey, Boulevard de la cultura (Quilca), www.librosperuanos.com, www.perubookstore.com, Ksa-Tomada, y demás librerías de Lima.

Pequeñas derrotas - Hipólito Goméz-Baca

¿Cuántas veces hemos estado en medio de una terrible tormenta emocional de la cuál creíamos no poder escapar? ¿Cuántas veces hemos muerto para, con suerte, volver a renacer? Este libro, cuyos cuentos están llenos de certeros golpes a la conciencia del lector, es un paseo abisal a los límites de lo contradictorio, de la ilusión, de la derrota, del cuestionamiento permanente.
Disponible en todas las librerías de Lima.

13 noviembre 2008

Entrevista a Karina Valcárcel

Hace una semana se presentó en el Jazz Zone el poemario de Karina Valcárcel "Poemas cotidianos" un trabajo donde la cotidianeidad despierta para mostrarnos la sensibilidad que la poeta le imprime a cada acto aparentemente diario, y que nos muestra su particular universo personal. Acá una breve entrevista a la poeta. Disfrútenla.



Poemas cotidianos puede conseguirse en la cadena de librerías Crisol, Ibero, Commentarios, Contracultura, El virrey, La casa verde, Perubookstore.com, Boulevard de Quilca...

07 noviembre 2008

Sauce ciego, mujer dormida: los cuentos de Murakami

Por decirlo de la forma más sencilla posible, para mí escribir novelas es un reto, escribir cuentos es un placer. Si escribir novelas es como plantar un bosque, entonces escribir cuentos se parece más a plantar un jardín”. Así comienza Haruki Murakami el prólogo de su libro “Sauce ciego, mujer dormida”. Es la primera colección de cuentos, 24 en total, todos escritos entre 1983 y 2005. Este escritor japonés, conocido por novelas como “Crónica del pájaro que da cuerda al mundo” o “Kafka en la orilla” entre otras, se revela en este libro como un maestro del cuento. La temática -hábil fusión entre oriente y occidente- es amplia, pero siempre en torno a la persona humana: sus amores y sus miedos, la necesidad de afecto, la soledad, la muerte, los deseos y los sentimientos.
Los protagonistas de sus historias se ven envueltos en sucesos enigmáticos, a veces surrealistas, que implican al lector. Nada es previsible ni lineal en la narración. Murakami describe todo con naturalidad, de manera que elementos y sucesos relacionados con cierto “realismo mágico” están perfectamente ensamblados con la vida corriente. También es importante lo que no dice y al final de cada cuento, uno podría proseguir el relato. Haruki Murakami ha dicho: “Los cuentos son como postes que indican el camino para llegar a mi corazón, y me siento feliz, como escritor, de poder compartir estos sentimientos íntimos con mis lectores
En la “La tía pobre” despliega todo su ingenio: trata de un hombre que tiene que cargar con una tía pobre a la espalda: el fardo queda a la libre interpretación del lector. Su humor es amable, con cierto tinte nostálgico. Siempre pegado a la realidad más inmediata del hombre y reflejando -a través de una mirada suave pero crítica- las contradicciones de la sociedad actual. Aunque son autores muy diferentes, en algunos momentos puede recordar a algunos relatos de Edgar Allan Poe, sobre todo en lo sorprendente de sus historias y del modo de resolverlas.
Tiene gran habilidad para sumergirse en situaciones complejas, a veces drámaticas, siempre relatadas con belleza manifiesta y cierta carga emotiva. Poco a poco, en estos 24 relatos nos va desvelando el lado extraño ¿magico? de lo cotidiano. Los personajes, muchos de ellos en primera persona parecen esculpidos, todos ellos con una personalidad envolvente, que en pocas páginas han conseguido inquietarte y da la sensación de que son amigos de la infancia.
La naturaleza (geografía, animales) participa también de esa visión curiosa de la existencia, insertada en la vida de los hombres. El mar está presente en muchos de los cuentos de Murakami y parece que encierra un significado simbólico.
Termino con un párrafo del cuento titulado “El hombre de hielo” que relata una singular historia de amor: “El futuro no lo conozco -me dijo el hombre de hielo con semblante inespresivo. Y sacudió la cabeza despacio. El futuro no me interesa lo más mínimo. A decir verdad, en mí no cabe el concepto de futuro. Porque en el hielo no existe el futuro. Sólo contiene el pasado, y lo contiene cerrado de una manera hermética. dentro de él existe la totalidad de las cosas, nítidamente selladas como si estuvieran vivas. El hielo es capaz de conservar muchas cosas de esta forma. De una manera limpia y clara. esta es la función del hielo, su esencia
Son cuentos dificiles de clasificar y mejor no hacerlo. No son ciencia ficción aunque rozan su estilo. Su genero podría ser el de la seducción.
“Sauce ciego, mujer dormida”
Haruki Nakamuri
Editorial Tusquets, 2008,386 pag.
Tomado de literaturate.com

31 octubre 2008

David Lozano en el Centro Cultural de España

Con motivo de la visita al Perú del escritor español David Lozano Garbala, el Centro Cultural de España y Ediciones SM, dentro del ciclo literario Semana de Autor, convocan a un taller de dos días sobre “escritura creativa” y a una interesante conferencia sobre el tema de: “La literatura inquietante: narrativa de misterio y terror”.
David Lozano (Zaragoza, España, 1974) ha publicado cuatro novelas en el género fantástico. La tercera de ellas, Donde surgen las sombras, resultó ganadora del Premio de Literatura Juvenil Gran Angular, otorgado anualmente por la Fundación SM, y dotado de 100,000 Euros.
La visita de David Lozano al Perú tiene la finalidad de dar a conocer el primer volumen de su trilogía La puerta oscura, titulado “El Viajero”, publicado también por Ediciones SM. Se trata de una novela en la que se cruzan los géneros policial y fantástico, alrededor de una historia de terror, donde las fronteras entre el mundo de los vivos y el de los muertos se desvanecen, y el protagonista principal se convierte en el único humano capaz de transitar por ambos mundos... único humano, pero no único ser; alguien (o algo) más cruza también, un espíritu maligno que a su vez sembrará la ciudad de muerte y terror.
El taller de “Escritura creativa” se llevará a cabo en el Centro Cultural de España los días 3 y 4 de noviembre, de 10:00 a 13:00 horas. La conferencia se impartirá en el mismo local el lunes 3 de noviembre a las 8:00 p.m. Compartirán la mesa con David Lozano los escritores peruanos José Güich y Juan Manuel Chávez.
La puerta oscura Volumen I, El Viajero, se presentará en la ciudad de Trujillo el día 29 de octubre, a las 7:00 p.m. en las instalaciones de la librería Crisol ubicada en el centro comercial Real Plaza.
En Lima, además de las actividades de la Semana de Autor en el Centro Cultural de España, David Lozano, Juan Manuel Chávez y Giancarlo Stagnaro harán la presentación del libro “El viajero” primer volumen de la trilogía La puerta oscura en la librería Crisol del óvalo Gutiérrez, en Miraflores, el martes 4 de noviembre a las 7:00 p.m.


26 octubre 2008

Puerta azul, de Percy Taira Matayoshi

Cada poema que conforma este libro está tejido con la calidez y la sensualidad que contiene esa dulce vehemencia que despierta en el ser humano la nostalgia y el amor. Ya desde el título mismo, cada verso es una puerta abierta a la musicalidad de la palabra, y nos enfrenta con un universo lleno de imágenes cálidas donde la ternura nos remite a tiempos mejores, a ese despertar ideal de la emoción del poeta: Eres el verso que nace y muere / al acabar una caricia. / Eres mi paz floreciente / cuando el poniente desaparece /cada tarde en mi pálido horizonte.
Puerta azul es un poemario sentido, una invitación a la relectura sincera de cada verso, versos que quedarán para siempre en la memoria de sus lectores.
Disponible en todas las librerías de Lima desde el martes 28 de octubre.

Poemas cotidianos, de Karina Valcárcel

Poemas cotidianos es el primer libro de la joven y brillante poeta Karina Valcárcel, quien además de estudiar comunicaciones en la UTP, dirige junto a un grupo de amigos, el fanzine Heridita. Los poemas que conforman esta primera entrega están llenos de lugares que el lector puede reconocer fácilmente pero que, seguro en la vorágine de la cotidianeidad, han pasado desapercibidos. Escritos con especial sensibilidad, cada verso se constituye en una muestra del particular universo personal de la poeta: cuéntame. ¿A qué sabe mi piel con escalofríos?... / Puedo soñar sin sentirme herida al despertar / e intentar no quererte al momento de ponerme la ropa / colorearme un mundo más feliz, pintarme "mal de rojo" los labios. / Tengo el corazón entumecido.
Editorial Casatomada inaugura su serie de poesía "Orillas" con este libro, que ha sido posible gracias a una co-edición entre esta casa editora y la Universidad Tecnológica del Perú - UTP.

Julio Cortázar, el perseguidor de lo fantástico

23 octubre 2008

Taller de cuento, noviembre 2008

Taller de Escritura Creativa – Noviembre, 2008
Desde el sábado 8 de noviembre la Editorial Casatomada reabrirá su taller de escritura creativa en el género del cuento y el relato breve, donde cada participante conocerá las técnicas narrativas necesarias para poder elaborar sus propias ficciones. El taller, que dura dos meses, está dirigido a todas aquellas personas que deseen desarrollar su talento narrativo y estimular su imaginación a través de lecturas escogidas, vídeos y crítica grupal. Cada tallerista participará en el análisis crítico de sus propios textos que, clase a clase, irá escribiendo y desarrollando. Como fin de taller se invitará a los mejores trabajos a participar como invitados en la V edición de la Cuentatón de Lima.
Dirige: Gabriel Rimachi Sialer, escritor y director de la editorial Casatomada.
Lugar: Av. 28 de julio 228 – Dpto. 31 /Jesús María, 10 vacantes.
Costo: S/100 mensuales. Incluye materiales y certificación.
Duración: 2 meses (creación & técnicas).
Inicio: Sábado 8 de noviembre de 4 a 6 p.m.
Informes e Inscripciones: 433 – 1352 / 99134 – 6071
ecasatomada@gmail.com / http://www.rcasatomada.blogspot.com/

Un imprescindible de Augusto Monterroso

Con moraleja o sin ella, muchas veces la literatura sirve para disfrazar realidades y colocar en sus letras a personas que necesitan ser comparadas con animales para ver si alguna vez, por ventura, consiguen darse cuenta de que el camino que se eligió no es el correcto. Si mal no recuerdo, esa es la diferencia entre un relato, un cuento y una fábula (me refiero a la enseñanza de un valor a través de la escritura de una ficción), a ver qué opinan ustedes, por lo pronto, siempre es bueno descubrir en la relectura el por qué uno hace de tal o cual texto, su favorito. Saludos.

La rana que quería ser una rana auténtica


Había una vez una rana que quería ser una Rana auténtica, y todos los días se esforzaba en ello.
Al principio se compró un espejo en el que se miraba largamente buscando su ansiada autenticidad. Unas veces parecía encontrarla y otras no, según el humor de ese día o de la hora, hasta que se cansó de esto y guardó el espejo en un baúl.
Por fin pensó que la única forma de conocer su propio valor estaba en la opinión de la gente, y comenzó a peinarse y a vestirse y a desvestirse (cuando no le quedaba otro recurso) para saber si los demás la aprobaban y reconocían que era una Rana auténtica.
Un día observó que lo que más admiraban de ella era su cuerpo, especialmente sus piernas, de manera que se dedicó a hacer sentadillas y a saltar para tener unas ancas cada vez mejores, y sentía que todos la aplaudían.
Y así seguía haciendo esfuerzos hasta que, dispuesta a cualquier cosa para lograr que la consideraran una Rana auténtica, se dejaba arrancar las ancas, y los otros se las comían, y ella todavía alcanzaba a oír con amargura cuando decían que qué buena rana, que parecía pollo.

Jennifer Koh en concierto

Hoy por la noche no pueden perderse el único concierto que brindará la estupenda violinista coreana Jennifer Koh, ganadora del premio Tchaikovski 1994. En el siguiente vídeo pueden ver el momento final de la competencia. Realmente emocionante. Hoy en el auditorio del Colegio Santa Úrsula a las 7:30 pm. Las entradas, como siempre, en teleticket de Wong y Metro. El costo, como siempre, carísimo; pero hay entradas al alcance del bolsillo de uno, no llegar tarde.

22 octubre 2008

Osawldo Reynoso en el Peruano Japonés

Para el reconocido escritor Oswaldo Reynoso, el siglo XX trajo consigo tres migraciones importantes a Lima, que se convirtieron en la base de la literatura peruana. Estas migraciones se produjeron desde diferentes provincias. La primera se dio en la década de 1920, y desde Trujillo vinieron figuras como César Vallejo y Antenor Orrego; desde Ica llegó Abraham Valdelomar y, desde Arequipa, Alberto Hidalgo y Alberto Guillén. Luego, se dio una migración intermedia, la cual trajo desde el norte a Ciro Alegría y desde el sur a José María Arguedas. La tercera oleada migratoria se dio en la década de 1950, con la cual llegaron a Lima escritores como Eleodoro Vargas Vicuña y Carlos Eduardo Zavaleta. Todos estos escritores de provincia trajeron a Lima la visión de sus respectivas provincias y, asimismo, en sus obras plasmaron la visión que tenían sobre Lima. ¿La literatura de Lima fue construida por escritores provincianos? Esta interesante pregunta será respondida por el galardonado escritor Oswaldo Reynoso en la conferencia “Migraciones literarias en el Perú”, el día jueves 23 de octubre a las 7:30 p.m., en el Auditorio Jinnai del Centro Cultural Peruano Japonés. El ingreso es completamente libre. Esta actividad es parte del Ciclo de Conferencias “Arraigos y desarraigos en el Perú: El arte de sobrevivir en la globalización”, organizado por el Centro Cultural Peruano Japonés en el marco de las citas cumbres que se realizan en Perú. Este Ciclo busca reflexionar sobre lo local, lo regional y lo global, y cómo los discursos, incluida la literatura, se adaptan o se enfrentan a estas realidades de expansiones territoriales. Oswaldo Reynoso (Arequipa, 1931) es uno de los escritores más leídos de la literatura peruana, entre sus obras más destacadas se encuentran “Los inocentes”, “En octubre no hay milagros”, “Los eunucos inmortales”, “El goce de la piel”, entre otras elogiadas obras.

15 octubre 2008

A la deriva (Un clásico de Horacio Quiroga)

El hombre pisó algo blancuzco, y en seguida sintió la mordedura en el pie. Saltó adelante, y al volverse con un juramento vio una yaracacusú que, arrollada sobre sí misma, esperaba otro ataque. El hombre echó una veloz ojeada a su pie, donde dos gotitas de sangre engrosaban dificultosamente, y sacó el machete de la cintura. La víbora vio la amenaza, y hundió más la cabeza en el centro mismo de su espiral; pero el machete cayó de lomo, dislocándole las vértebras. El hombre se bajó hasta la mordedura, quitó las gotitas de sangre, y durante un instante contempló. Un dolor agudo nacía de los dos puntitos violetas, y comenzaba a invadir todo el pie. Apresuradamente se ligó el tobillo con su pañuelo y siguió por la picada hacia su rancho. El dolor en el pie aumentaba, con sensación de tirante abultamiento, y de pronto el hombre sintió dos o tres fulgurantes puntadas que, como relámpagos, habían irradiado desde la herida hasta la mitad de la pantorrilla. Movía la pierna con dificultad; una metálica sequedad de garganta, seguida de sed quemante, le arrancó un nuevo juramento.
Llegó por fin al rancho y se echó de brazos sobre la rueda de un trapiche. Los dos puntitos violeta desaparecían ahora en la monstruosa hinchazón del pie entero. La piel parecía adelgazada y a punto de ceder, de tensa. Quiso llamar a su mujer, y la voz se quebró en un ronco arrastre de garganta reseca. La sed lo devoraba.
-¡Dorotea! -alcanzó a lanzar en un estertor-. ¡Dame caña!
Su mujer corrió con un vaso lleno, que el hombre sorbió en tres tragos. Pero no había sentido gusto alguno.
-¡Te pedí caña, no agua! -rugió de nuevo-. ¡Dame caña!
-¡Pero es caña, Paulino! -protestó la mujer, espantada.
-¡No, me diste agua! ¡Quiero caña, te digo!
La mujer corrió otra vez, volviendo con la damajuana. El hombre tragó uno tras otro dos vasos, pero no sintió nada en la garganta.
-Bueno; esto se pone feo -murmuró entonces, mirando su pie lívido y ya con lustre gangrenoso. Sobre la honda ligadura del pañuelo, la carne desbordaba como una monstruosa morcilla.
Los dolores fulgurantes se sucedían en continuos relampagueos y llegaban ahora a la ingle. La atroz sequedad de garganta que el aliento parecía caldear más, aumentaba a la par. Cuando pretendió incorporarse, un fulminante vómito lo mantuvo medio minuto con la frente apoyada en la rueda de palo.
Pero el hombre no quería morir, y descendiendo hasta la costa subió a su canoa. Sentose en la popa y comenzó a palear hasta el centro del Paraná. Allí la corriente del río, que en las inmediaciones del Iguazú corre seis millas, lo llevaría antes de cinco horas a Tacurú-Pucú.
El hombre, con sombría energía, pudo efectivamente llegar hasta el medio del río; pero allí sus manos dormidas dejaron caer la pala en la canoa, y tras un nuevo vómito -de sangre esta vez- dirigió una mirada al sol que ya trasponía el monte.
La pierna entera, hasta medio muslo, era ya un bloque deforme y durísimo que reventaba la ropa. El hombre cortó la ligadura y abrió el pantalón con su cuchillo: el bajo vientre desbordó hinchado, con grandes manchas lívidas y terriblemente doloroso. El hombre pensó que no podría jamás llegar él solo a Tacurú-Pucú, y se decidió a pedir ayuda a su compadre Alves, aunque hacía mucho tiempo que estaban disgustados.
La corriente del río se precipitaba ahora hacia la costa brasileña, y el hombre pudo fácilmente atracar. Se arrastró por la picada en cuesta arriba, pero a los veinte metros, exhausto, quedó tendido de pecho.
-¡Alves! -gritó con cuanta fuerza pudo; y prestó oído en vano.
-¡Compadre Alves! ¡No me niegue este favor! -clamó de nuevo, alzando la cabeza del suelo. En el silencio de la selva no se oyó un solo rumor. El hombre tuvo aún valor para llegar hasta su canoa, y la corriente, cogiéndola de nuevo, la llevó velozmente a la deriva.
El Paraná corre allí en el fondo de una inmensa hoya, cuyas paredes, altas de cien metros, encajonan fúnebremente el río. Desde las orillas bordeadas de negros bloques de basalto, asciende el bosque, negro también. Adelante, a los costados, detrás, la eterna muralla lúgubre, en cuyo fondo el río arremolinado se precipita en incesantes borbollones de agua fangosa. El paisaje es agresivo, y reina en él un silencio de muerte. Al atardecer, sin embargo, su belleza sombría y calma cobra una majestad única.
El sol había caído ya cuando el hombre, semitendido en el fondo de la canoa, tuvo un violento escalofrío. Y de pronto, con asombro, enderezó pesadamente la cabeza: se sentía mejor. La pierna le dolía apenas, la sed disminuía, y su pecho, libre ya, se abría en lenta inspiración.
El veneno comenzaba a irse, no había duda. Se hallaba casi bien, y aunque no tenía fuerzas para mover la mano, contaba con la caída del rocío para reponerse del todo. Calculó que antes de tres horas estaría en Tacurú-Pucú.
El bienestar avanzaba, y con él una somnolencia llena de recuerdos. No sentía ya nada ni en la pierna ni en el vientre. ¿Viviría aún su compadre Gaona en Tacurú-Pucú? Acaso viera también a su ex patrón mister Dougald, y al recibidor del obraje.
¿Llegaría pronto? El cielo, al poniente, se abría ahora en pantalla de oro, y el río se había coloreado también. Desde la costa paraguaya, ya entenebrecida, el monte dejaba caer sobre el río su frescura crepuscular, en penetrantes efluvios de azahar y miel silvestre. Una pareja de guacamayos cruzó muy alto y en silencio hacia el Paraguay.
Allá abajo, sobre el río de oro, la canoa derivaba velozmente, girando a ratos sobre sí misma ante el borbollón de un remolino. El hombre que iba en ella se sentía cada vez mejor, y pensaba entretanto en el tiempo justo que había pasado sin ver a su ex patrón Dougald. ¿Tres años? Tal vez no, no tanto. ¿Dos años y nueve meses? Acaso. ¿Ocho meses y medio? Eso sí, seguramente.
De pronto sintió que estaba helado hasta el pecho.
¿Qué sería? Y la respiración...
Al recibidor de maderas de mister Dougald, Lorenzo Cubilla, lo había conocido en Puerto Esperanza un viernes santo... ¿Viernes? Sí, o jueves...
El hombre estiró lentamente los dedos de la mano.
-Un jueves...
Y cesó de respirar.

06 octubre 2008

Encuentro fantástico en San Marcos


Continuando con su labor de difusión y promoción de la cultura la Oficina de Imagen Institucional del Centro Cultural de San Marcos – La Casona ha organizado junto con editorial Casatomada, el Conversatorio de Literatura Fantástica “Los laberintos de la ficción”. En este encuentro, que reunirá a los mejores exponentes de la narrativa peruana contemporánea, los participantes hablarán sobre el desarrollo del género fantástico en el Perú, debatiendo sobre la continuidad o posible extinción de este. Además se disertará sobre las razones que motivan a los escritores a escribir cuentos fantásticos. Las intervenciones se verán enriquecidas con las preguntas del público. Los conversatorios se realizarán el martes 7 octubre, en el Salón de Recepciones del Centro Cultural de San Marcos (Av. Nicolás de Piérola 1222. Parque Universitario), en dos mesas:

Mesa 1 / 14:30 pm a 6:00 p.m.
El arte de la ficción: por qué escribir cuentos
Carlos Rengifo, Gabriel Rimachi Sialer, Gonzalo Málaga

Mesa 2 / 6:30 p.m. a 8:00 p.m.
Los laberintos de la ficción: el cuento fantástico
José Güich, José Donayre, Julio Vega, Fernando Sarmiento, Giancarlo Stagnaro

INGRESO LIBRE

29 septiembre 2008

Roberto Bolaño en Playboy (sólo para fans)

Tras la muerte de Roberto Bolaño el 15 de julio de 2003, la entrevista realizada por la periodista Mónica Maristain y publicada originalmente en la edición mexicana de la revista Playboy, se convirtió en el último testimonio del escritor chileno. Junto a ella, pueden verse algunos fragmentos de una entrevista concedida por Bolaño en el marco de la Feria del Libro de Santiago de Chile, en 1998. Acá un breve avance, para leer la entrevista completa hacer clik en el enlace.

¿Le dio algún valor en su vida el haber nacido disléxico?
–Ninguno. Problemas cuando jugaba al fútbol, soy zurdo. Problemas cuando me masturbaba, soy zurdo. Problemas cuando escribía, soy diestro. Como puedes ver, ningún problema importante
¿Siguió siendo Enrique Vila-Matas amigo suyo luego de la pelea que tuvo usted con los organizadores del Premio Rómulo Gallegos?
–Mi pelea con el jurado y los organizadores del premio se debió, básicamente, a que ellos pretendían que yo avalara, desde Blanes y a ciegas, una selección en la que yo no había participado. Sus métodos, que una pseudo poeta chavista me transmitió por teléfono, se parecían demasiado a los argumentos disuasorios de la Casa de las Américas cubana. Me pareció que era un error enorme que Daniel Sada o Jorge Volpi fueran eliminados a las primeras de cambio, por ejemplo. Ellos dijeron que lo que yo quería era viajar con mi mujer e hijos, algo totalmente falso. De mi indignación por esta mentira surgió la carta en donde los llamé neostalinistas y algo más, supongo. De hecho, a mí me informaron que ellos pretendían, desde el principio, premiar a otro autor, que no era Vila-Matas, precisamente, cuya novela me parece buena, y que sin duda era uno de mis candidatos.
¿Por qué no tiene aire acondicionado en su estudio?
–Porque mi lema no es Et in Arcadia ego, sino Et in Esparta ego.
¿No cree que si se hubiera emborrachado con Isabel Allende y Ángeles Mastretta otro sería su parecer acerca de sus libros?
–No lo creo. Primero, porque esas señoras evitan beber con alguien como yo. Segundo, porque yo ya no bebo. Tercero, porque ni en mis peores borracheras he perdido cierta lucidez mínima, un sentido de la prosodia y del ritmo, un cierto rechazo ante el plagio, la mediocridad o el silencio.
¿Cuál es la diferencia entre una escribidora y una escritora?
–Una escritora es Silvina Ocampo. Una escribidora es Marcela Serrano. Los años luz que median entre una y otra.
¿Quién le hizo creer que es mejor poeta que narrador?
–La gradación del rubor que siento cuando, por pura casualidad, abro un libro mío de poesía o uno de prosa. Me ruboriza menos el de poesía.
¿Usted es chileno, español o mexicano?
–Soy latinoamericano.
¿Qué es la literatura chilena?
–Probablemente las pesadillas del poeta más resentido y gris y acaso el más cobarde de los poetas chilenos: Carlos Pezoa Véliz, muerto a principios del siglo XX, y autor de sólo dos poemas memorables, pero, eso sí, verdaderamente memorables, y que nos sigue soñando y sufriendo. Es posible que Pezoa Véliz aún no haya muerto y esté agonizando y que su último minuto sea un minuto bastante largo, ¿no?, y todos estemos dentro de él. O al menos que todos los chilenos estemos dentro de él.
¿Por qué le gusta llevar siempre la contraria?
–Yo nunca llevo la contraria.
¿Usted tiene más amigos que enemigos?
–Tengo suficientes amigos y enemigos, todos gratuitos.
¿Antonio Skármeta lo invitó alguna vez a su programa?
–Una secretaria suya, tal vez su mucama, me llamó una vez por teléfono. Le dije que estaba demasiado ocupado.
¿Javier Cercas compartió con usted las regalías por Soldados de Salamina?
–No, por supuesto.
¿Enrique Lihn, Jorge Teillier o Nicanor Parra?
–Nicanor Parra por encima de todos, incluidos Pablo Neruda y Vicente Huidobro y Gabriela Mistral.
¿Eugenio Montale, T. S. Eliot o Xavier Villaurrutia?
–Montale. Si en lugar de Eliot estuviera James Joyce, pues Joyce. Si en lugar de Eliot estuviera Ezra Pound, sin duda Pound.
¿John Lennon, Lady Di o Elvis Presley?
–The Pogues. O Suicide. O Bob Dylan. Pero, bueno, no nos hagamos los remilgados: Elvis forever. Elvis con una chapa de sheriff conduciendo un Mustang y atiborrándose de pastillas, y con su voz de oro.
¿Quién lee más, usted o Rodrigo Fresán?
–Depende. El Oeste es para Rodrigo. El Este para mí. Luego nos contamos los libros de nuestras correspondientes áreas y parece que lo hubiéramos leído todo.
¿Qué le hubiera dicho a Salvador Allende?
–Poco o nada. Los que tienen el poder (aunque sea por poco tiempo) no saben nada de literatura, sólo les interesa el poder. Y yo puedo ser el payaso de mis lectores, si me da la real gana, pero nunca de los poderosos. Suena un poco melodramático. Suena a declaración de puta honrada. Pero, en fin, así es.
¿Y a Vicente Huidobro?
–Huidobro me aburre un poco. Demasiado tralalí alalí, demasiado paracaidista que desciende cantando como un tirolés. Son mejores los paracaidistas que descienden envueltos en llamas o, ya de plano, aquellos a los que no se les abre el paracaídas.
¿Qué le produce el hecho de que Arturo Pérez Reverte sea actualmente el escritor más leído en lengua española?
–Pérez Reverte o Isabel Allende. Da lo mismo. Feuillet era el autor francés más leído de su época.
¿Y el hecho de que Arturo Pérez Reverte haya ingresado a la Real Academia?
–La Real Academia es una cueva de cráneos privilegiados. No está Juan Marsé, no está Juan Goytisolo, no está Eduardo Mendoza ni Javier Marías, no está Olvido García Valdez, no recuerdo si está Alvaro Pombo (probablemente si está se deba a una equivocación), pero está Pérez Reverte. Bueno, (Paulo) Coelho también está en la Academia brasileña.
¿Ha vertido alguna lágrima por las numerosas críticas que ha recibido por parte de sus enemigos?
–Muchísimas, cada vez que leo que alguien habla mal de mí me pongo a llorar, me arrastro por el suelo, me araño, dejo de escribir por tiempo indefinido, el apetito baja, fumo menos, hago deporte, salgo a caminar a orillas del mar, que, entre paréntesis, está a menos de treinta metros de mi casa, y les pregunto a las gaviotas, cuyos antepasados se comieron a los peces que se comieron a Ulises, ¿por qué yo, por qué yo, que ningún mal les he hecho?
¿Qué cosas compró con el dinero que ganó en el Rómulo Gallegos?
–No muchas. Una maleta, según creo recordar.
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10 septiembre 2008

17 fantásticos cuentos peruanos

TEXTO DE JOSÉ DONAYRE
Gracias a la iniciativa de Carlos Sotomayor y de Gabriel Rimachi, nos es posible celebrar la aparición de un libro que agrega importantes puntos al muy reciente —y creciente— interés por atender la tradicionalmente ninguneada producción nacional de relatos no realistas. El título —cabalístico y obvio— subraya lo cuantitativo, pero lo mejor de todo es que se trata de un proyecto que promete, por lo menos, una segunda parte. Esto supone evidentemente un necesario trabajo de exploración y rescate de propuestas que, si no estuvieran presentadas desde la perspectiva de una antología de cuento fantástico, correrían el riesgo de pasar inadvertidas. Y en este detalle está el aporte de esta flamante publicación de Editorial Casatomada.17 fantásticos cuentos peruanos es una reunión de, como lo advierte el título, el mismo número de relatos de sendos escritores nacionales, que aparecen en este orden: Carlos Calderón Fajardo, José B. Adolph, Enrique Prochazka, José Güich, Carlos Rengifo, Ricardo Sumalavia, quien escribe, Víctor Miró Quesada Vargas, José de Piérola, Gonzalo Málaga, Marco García Falcón, Santiago Roncagliolo, Fernando Sarmiento, Jeremías Gamboa, Julio César Vega, Lucho Zúñiga y Johann Page.A fin de que el interesado pueda tener una idea del tema y tratamiento narrativo de cada relato de la antología, conviene hacer algunas precisiones sobre lo que se entiende y debería entenderse por literatura fantástica. Por lo general, los especialistas en teoría literaria no consideran que lo fantástico sea un género sino, más bien, un tipo de ficción. En estricto, el género es la novela, el cuento, el ensayo, la poesía, es decir, cierta forma o manera en que un escritor presenta a un lector su materia literaria. Por tanto, es mejor hablar de ficción fantástica, con lo cual abarcamos géneros y, sobre todo, una cosmovisión creativa en el ámbito literario, una actitud no pasiva ante las «inexorables» leyes del mundo físico. Así, además de expresarnos con corrección y propiedad, le damos un matiz de postura estética a quienes caen o resbalan —que son más de lo que uno imagina— en este tipo de obras de ingenio.Aun así, el concepto de literatura fantástica es vago. Con mayor rigor, pero sin ánimo de ser cerradamente académico, vale considerar como expresiones de lo fantástico el terror (en particular lo gótico), el absurdo, lo insólito e incluso la ciencia ficción (aunque para muchos se trata de un tipo independiente de ficción, como lo real maravillo en el caso de la ficción feérica). Continuar leyendo aquí

04 septiembre 2008

Rafael Inocente - La ciudad de los culpables

La revista Otras Voces y la Escuela de Literatura de la universidad Villarreal, ha organizado el ciclo La Nueva Narrativa Peruana, y este viernes 5, a las 12 y 30, en la Sala de Grados Antenor Orrego, se presentará el escritor Rafael Inocente (Lima, 1969), quien estará conversando sobre su potente novela "La ciudad de los culpables".
Los encargados de comentar la publicación serán Ricardo Virhuez y Balmes Lozano. Modera
Armando Alzamora.

Sobre esta novela Miguel Gutiérrez ha escrito:
Como no había ocurrido en la narrativa peruana desde la época de Congrains, los personajes de Rafael Inocente (como lo hace también con un notable nivel artístico Daniel Alarcón) pertenecen a los sectores pobres de la sociedad peruana, han nacido de padres migrantes andinos y viven en asentamientos humanos y, sin idealizarlos, están representados con toda dignidad humana. Las mujeres -por ejemplo, Lucía, Julia, Sofía- no tienen la belleza rubia de las Baby Schiafino pero tienen otra belleza física y moral, pese a las heridas recibidas (...) Y así, con el trasfondo de los años más violentos de la guerra senderista, el lector recorre los barrios obreros, los pueblos jóvenes y los asentamientos humanos de pobreza extrema, pero también las calles, plazas y barrios tradicionales de la Lima colonial.

Preámbulo a las instrucciones para dar cuerda a un reloj - Julio Cortázar

Piensa en esto: cuando te regalan un reloj te regalan un pequeño infierno florido, una cadena de rosas, un calabozo de aire. No te dan solamente el reloj, que los cumplas muy felices y esperamos que te dure porque es de buena marca, suizo con áncora de rubíes; no te regalan solamente ese menudo picapedrero que te atarás a la muñeca y pasearás contigo. Te regalan —no lo saben, lo terrible es que no lo saben—, te regalan un nuevo pedazo frágil y precario de ti mismo, algo que es tuyo pero no es tu cuerpo, que hay que atar a tu cuerpo con su correa como un bracito desesperado colgándose de tu muñeca. Te regalan la necesidad de darle cuerda todos los días, la obligación de darle cuerda para que siga siendo un reloj; te regalan la obsesión de atender a la hora exacta en las vitrinas de las joyerías, en el anuncio por la radio, en el servicio telefónico. Te regalan el miedo de perderlo, de que te lo roben, de que se te caiga al suelo y se rompa. Te regalan su marca, y la seguridad de que es una marca mejor que las otras, te regalan la tendencia de comparar tu reloj con los demás relojes. No te regalan un reloj, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj.

03 septiembre 2008

El buitre (Un cuento imprescindible de Franz Kafka)

Un buitre estaba mordisqueándome los pies. Ya había despedazado mis botas y medias, y ahora ya estaba mordiendo mis propios pies. Una y otra vez les daba un mordisco, luego me rondaba varias veces, sin cesar, para después volver a continuar con su trabajo. Un hombre, de repente, pasó, echó un vistazo, y luego me preguntó por qué soportaba al buitre.
-Estoy perdido -le dije-. Cuando vino y comenzó a atacarme, yo traté de hacer que se fuera, hasta traté de estrangularlo, pero estos animales son muy fuertes... estuvo a punto de echarse a mi cara, pero preferí sacrificar mis pies. Ahora están casi deshechos.
-¡Qué cosa, dejándote torturar de esta manera! -me dijo el hombre-. Un tiro y te echas al buitre.
-¿En serio? -dije-. ¿Y usted me haría el favor?
-Con gusto -dijo el hombre- sólo tengo que ir a casa por la escopeta. ¿Podría esperar otra media hora?
-Quién sabe -le dije, y me estuve por un momento, tieso de dolor. Entonces le dije-: Sin embargo, vaya a ver si puede... por favor.
-Muy bien -dijo el hombre- trataré de hacerlo lo más pronto que pueda.
Durante la conversación, el buitre había estado tranquilamente escuchando, girando su ojo lentamente entre yo y el caballero. Ahora me había dado cuenta que había estado entendiéndolo todo; alzó ala, se hizo hacia atrás, para agarrar vuelo, y luego, como un jabalinista, lanzó su pico por mi boca, muy dentro de mí. Cayendo hacia atrás, me alivió el sentir que se ahogaba irremediablemente con mi sangre, la que iba llenando cada uno de mis huecos, inundando cada uno de mis costados.

26 agosto 2008

Literatura e infierno: Fernando Vallejo

A pedido de los lectores, les alcanzo esta entrevista que realizara Juan Villoro al siempre polémico Fernando Vallejo, cuya obra, tanto como su vida, son ya una cicatriz imborrable en el panorama de las letras sudamericanas.
'Yo resolví hablar en nombre propio porque no me puedo meter en las mentes ajenas, al no aberse inventado todavía el lector de pensamientos'

Cronista de la devastación, Fernando Vallejo escribió en La Virgen de los sicarios (1994) una insólita historia de amor y un evangelio al revés, donde los asesinos disparan balas rezadas y el mayor delito consiste en sobrevivir. Testigo de cargo de la violencia en su natal Medellín, Vallejo inventa momentos de humor y compasión en la metralla. Como la legendaria Rosita Alvírez del corrido mexicano, sus personajes tienen suerte cuando reciben cuatro tiros y sólo uno es de muerte. Maestro de la injuria como una de las bellas artes, el narrador suele apartarse de la trama para levantar la voz como un libelista indómito y a veces disparatado. Sus peroratas imprecatorias caen sobre Colombia como una lluvia ácida, una tempestad desaforada, un cataclismo del idioma. Fernando Vallejo o la música del desconcierto. La recién publicada El desbarrancadero (Alfaguara) confirma que un nihilista nunca es tan inquietante como cuando se pone de buen humor y mezcla la dicha con el apocalipsis. La novela narra la historia de un hombre que regresa a Medellín a velar la agonía de su hermano, enfermo de sida. Ante esa vida que no puede salvar, el narrador revela la condición moral del sobreviviente: el testigo de la mortandad es un cadáver que recuerda. Como siempre, Vallejo acude al pacto autobiográfico y asume el riesgo de que sus argumentaciones sexuales, raciales o veterinarias sean vistas como recetas para la vida por los amantes de la literalidad. Apenas hace falta repetir que estamos ante una novela y no ante un libro de superación personal.
Quizá porque vuelca la pólvora en su escritura, Fernando Vallejo es un hombre de cortesía excepcional. Ignoro la graduación de sus lentes de contacto, pero debe ser muy alta. El novelista mira dos veces a sus invitados. La primera con la sonrisa. Luego se produce el reconocimiento y el huésped pasa al salón que da a las frondas de la calle de Amsterdam. El enfático narrador en primera persona es ahí un personaje deliberadamente secundario, interesado en la suerte de los otros. Sin imponer su tono, menciona de pasada los muchos asuntos que le interesan: las películas que llegó a hacer a México y que iniciaron su estancia en el país, la música clásica que suele interpretar al piano, la cocina, los chismes sobre las vanidosas potestades de la república de las letras, las minucias científicas y, por supuesto, los perros (un galgo de pelambre bicolor, como los favoritos de los zares, vigila el pasadillo).
Para esta conversación nos reunimos en un sitio menos propicio. El 6 de diciembre intercambiamos preguntas y respuestas por correo electrónico. Seis días después, un millón de feligreses llenaba la basílica de Guadalupe. Vallejo le había pedido a la patrona de México ánimos para no dar entrevistas.
Abrumada por tantas plegarias de ocasión, celosa de la preeminencia de la Virgen de los sicarios o partidaria de los periodistas a los que tanto debe, Nuestra Señora de Guadalupe permitió la entrevista.

En El desbarrancadero habla de Internet como una epidemia equivalente al sida. Supongo que tiene ciertas prevenciones para responder por correo electrónico.
Ni la más mínima: es la única forma de que los periodistas no me cambien lo que digo, y ni aun así: me cambian sus preguntas, me cambian mis respuestas, sacan una frase mía de contexto y la ponen de título y quedo como Dios Padre tronando desde el Sinaí, e indefectiblemente, cuando veo mis entrevistas publicadas se me cae la cara de vergüenza. Les tengo más miedo a los entrevistadores que llegan a mi casa con papel y lápiz que a los sicarios de Medellín.
El desbarrancadero explora la elocuencia de la enfermedad. 'En cuanto se tiene un padecimiento se tiene una opinión propia', decía Lichtenberg. El hermano del protagonista adquiere una perturbadora lucidez en agonía tras derrochar su vida. ¿Podría comentar algo sobre la expresividad de los enfermos?
La vida para mí es una desgracia; en cambio para mi hermano Darío era una fiesta, y en consecuencia se entregó en cuerpo y alma a derrocharla y a quebrar todos los platos y los muebles de la casa. ¡Qué bueno que ya no siga aquí en este horror, qué bueno que se murió!
La novela también celebra la juventud y la belleza, no sólo de los muchachos de Medellín, sino de un pasado, si no idílico, al menos muy superior a la realidad actual. Toda su literatura parece venir de esa pérdida. Pero su memoria es vengadora: no busca la evocación nostálgica sin motivos para denostar con brillantez el presente.
Ya lo dijo Manrique: todo tiempo pasado fue mejor. En cuanto al mío, lo fue no tanto porque yo fuera entonces un niño o un muchacho siendo que ahora soy un viejo (o casi), sino porque entonces había menos gente; y mientras más gente, peor: el infierno son los demás, dijo Sartre. Sartre el bienaventurado, que se murió cuando éramos tan sólo tres mil millones. Hoy ya pasamos de los seis mil y me siguen contaminando el agua, empuercando el mar y respirando el aire.
Se describe como un novelista de primera persona. La voz narrativa suele ser la de alguien muy parecido a Fernando Vallejo. Esto refuerza la impresión de que se trata de un relato autobiográfico, 'verdadero'. ¿Podría comentar algo sobre la novela de tercera persona y la novela de primera persona?
Sí, aunque por ahí no va a faltar quien diga que me repito. Durante los últimos doscientos años, la novela (entendiendo por novela la ficción en tercera persona) ha sido el gran género de la literatura. Ya no puede serlo más, ése es un camino recorrido, trillado, y no lleva a ninguna parte. ¿Qué originalidad hay en tomar, por ejemplo, una persona de la vida (o varias armando un híbrido) y cambiarle el nombre dizque para crear un personaje? Yo resolví hablar en nombre propio porque no me puedo meter en las mentes ajenas, al no haberse inventado todavía el lector de pensamientos; ni ando con una grabadora por los cafés y las calles y los cuartos grabando lo que dice el prójimo y metiéndome en las camas y en las conciencias ajenas para contarlo de chismoso en un libro. Balzac y Flaubert eran comadres. Todo lo que escribieron me suena a chisme. A chisme en prosa cocinera.
Desde Voltaire, casi nadie había sostenido un mano a mano tan intenso contra el Papa como usted. Christopher Domínguez Michael le compara, a mi modo de ver con razón, con un moralista del XVIII.
A Voltaire lo educaron los jesuitas, y a mí los salesianos. Y los jesuitas comparados con los salesianos son unas mansas palomas. Yo conozco lo peor de lo peor. Pero mi polémica no es con este Papa, que al fin de cuentas no es más que un pobre diablo que ya por fortuna se va a morir; mi polémica es con Cristo, uno al que tampoco le dio el alma para entender lo que tenía que entender: que los animales también son nuestro prójimo, y no sólo el hombre, que es el más malo de los animales. Y después de Cristo con Mahoma, esa bestia reproductora y lujuriosa.
Como en Buñuel, en su ateísmo hay algo muy religioso. En La Virgen de los sicarios escribó un furibundo contraevangelio.
Los muertos de ese libro hace mucho que están podridos y enterrados y ya los olvidé.
Su narrador es un misántropo capaz de ofender con corrosiva ironía a todas las causas de la corrección política. Pero en su trato con los animales es de una piedad franciscana. Lo mismo puede decirse de los recuerdos sobre el padre y de la naturaleza colombiana anterior a los años de la violencia. Se diría que sus preocupaciones más profundas tienen que ver con la ecología.
No, los ecologistas son especialmente infames y mentirosos: quieren preservar las especies de esta tierra para el hombre, para que el hombre las disfrute y se las coma. Yo no. Yo pienso muy distinto de ellos: especie que se extingue, especie que deja de sufrir. Que se mueran los perros, que se mueran las vacas, que se mueran las ratas, mis hermanas las ratas, eso es lo que quiero yo.
Me parece que ha escrito una refutación de Darwin.
Darwin era un impostor. Otro, ya que venimos hablando de papas. Y El origen de las especies, un libro estúpido, feo y mal escrito y por momentos lo único que no podía ser: ¡lamarckiano! Lo publicó ese impostor en 1859, 12 años antes de que Oscar Hertwig descubriera la fecundación del óvulo por el espermatozoide. ¿Cómo uno que no sabe que proviene de un óvulo fecundado por un espermatozoide se puede meter a explicar dizque 'el origen de las especies'? El mecanismo que él propuso, el de la selección natural, es una tautología, una perogrullada, la vuelta del bobo, una explicación que no explica nada. Como la de Dios, que explica todo, ¿pero a Él quién lo entiende? Por supuesto que la evolución es una realidad, para mí tan clara como un día despejado con sol. Pero ésa no la descubrió él, la descubrieron otros: Maupertius, Lamarck, y sin ir más lejos de la familia del santo en cuestión, su abuelo Erasmus Darwin.
Recuerdo su conferencia en Cali, hace un par de años. Se iba al día siguiente y dejó la impresión de que esa noche sería peligrosísima para usted. Se lanzó contra todos: la guerrilla de las FARC, los paramilitares, la Iglesia, los narcos, los políticos. ¿Hay remedio para la violencia en Colombia?
Colombia es un desastre sin remedio. Máteme a todos los de las FARC, a los paramilitares, los curas, los narcos y los políticos, y el mal sigue: quedan los colombianos.
Thomas Bernhard se sirvió de su odio por Austria como de un combustible creativo. Desde hace muchos años vive en México, la capital de la mentira, como la llama, y va con arriesgada frecuencia a Colombia. ¿Se imagina escribiendo desde un entorno plácido o necesita, como Bernhard, el roce con lo que detesta?
No he leído a Bernhard pero sé que él insultaba a Austria, su patria, porque la odiaba; yo en cambio insulto a Colombia, la mía, porque la quiero. Y porque la quiero, quiero que se acabe: para que no sufra más.
A lo largo de El desbarrancadero dice que nada es tan suicida como pedirle a un taxista que baje el volumen de su radio. Pero cuando su narrador lo hace, sobrevive. Me parece una clave para entender que es un artista de la exageración. También involucra su sentido del humor, como cuando describe a un dandi que va por los barrios miserables dejando caer cubitos de consomé Maggi desde su coche deportivo. Sus efectos cómico-dramáticos le deben mucho a la desmesura. ¿O exagero?
Cubitos de consomé y naranjas envenenadas. Y de lo único que me considero artista es de la supervivencia: en un mundo de locos rabiosos llegué a la vejez.
Ha escrito dos espléndidas biografías de poetas, una sobre José Asunción Silva y otra sobre Porfirio Barba Jacob. ¿Qué tan importante ha sido la poesía para escribir en prosa?
La poesía hay que hacerla en prosa. El verso no tiene razón de ser desde que se inventó la escritura, o sea un poquito después de Homero. Yo escribí las biografías de esos dos poetas colombianos que dices por desocupación. Y respetando la convención literaria que pide que el biógrafo crea en su biografiado, sostuve que eran dos de los más grandes poetas del idioma, pero no. Los versos son sonsonete. Quiero decir los de antes, los que tenían ritmo y rima; en cuanto a los de hoy, son pedacería de frases.
Es un pianista más que solvente, ¿con qué compositores encuentra afinidades narrativas?
Lo que yo hubiera querido ser en la vida es músico, compositor. Pero como no tenía música en el alma, no me quedó más remedio que dedicarme a esas dos artes menores del cine y la literatura. Gluck y Mozart son lo máximo. Después sigue El Quijote.
Desde La isla del tesoro nadie mataba a tantos personajes de forma tan necesaria. También dice que el contacto con la muerte le ha convertido en un autor póstumo. Su ironía parece fundarse en este principio tragicómico: las bromas del que ya está en el más allá. ¿Me comenta algo o estoy loco?
Me encanta eso que dice 'de forma tan necesaria'. Es que si no abrimos campo ya no caben más. Hay que ir sacando por un lado para meter por el otro.
El final de El desbarrancadero me recuerda mucho al de Almas muertas, de Chéjov, los personajes parten, uno en un taxi letal, otro en una carreta, después de haber levantado inventario de las muertes. Me parece una coincidencia feliz. No sé si la tenía en mente.
Lo único que recuerdo de Las almas muertas, de Gógol, es que el protagonista (¿Chichikov?) vendía esclavos muertos sobre el papel, en las escrituras, como si estuvieran vivos; y que la leí en una edición de la editorial Porrúa de México.
Le prometió a la Virgen de Guadalupe que ya no haría entrevistas a no ser que ella le ordenara lo contrario. ¿Inscribimos este diálogo en los milagros guadalupanos?
Sí, porque dentro de seis días es su fiesta.

25 agosto 2008

Entrevista a César Aira

César Aira es posiblemente el escritor argentino más importante de su generación. Autor de una treintena de novelas, además de cuentos, ensayos y obras de teatro, y traductor de Jan Potocki o Saint-Exupéry, entre otros. Su obra le ha merecido el reconocimiento del público dentro y fuera de su país. La crítica le ha dedicado diversos adjetivos a lo largo de su carrera: inteligente, original, descreído, chocante, divertido, imprevisible. Lo cierto es que su estilo es inconfundible. Nunca le hubiera preguntado a nadie qué es la novela excepto a este escritor que, a sus cincuenta y pico años, descubre que se le multiplican los lectores tanto como las ediciones de sus libros. Esta es una entrevista que realizó el periodista Ernesto Escobar para la siempre interesante Barcelona Review. Disfrútenla.

CA: Nunca me ha preocupado mucho la cuestión de los géneros. Lo mío es la narración, y trato de llegar a una extensión que permita hacer un libro, eso es todo. No me gusta que haya más de una historia en un libro, no sé bien por qué. Mis historias se han ido haciendo más breves con el tiempo; ya me cuesta pasar de las cien páginas, y me da trabajo convencer a los editores de que hagan un libro con eso. Me resisto a las recopilaciones que me proponen. No entiendo qué tiene de malo un libro de pocas páginas. Como lector, son mis favoritos.
TBR: Cierto que tus libros son de pocas páginas pero en ellos se cuentan a veces varias historias, El Bautismo, por ejemplo, las historias son como un pretexto para reflexionar sobre infinidad de cosas.
CA: Yo no hablaría de pretexto, sino de un juego de transformaciones, que es lo que hace la dimensión temporal del trabajo de la novela. Por breve que sea, una novela lleva un tiempo para ser escrita, y las huellas visibles de ese lapso son esos cambios de nivel entre lo escrito y su escritura. Me gusta dejar bien visibles esas huellas, y de ahí debe de venir la mala fama que me he hecho de autor de "metaficciones" y todo eso. Una huella principal del tiempo es el desvarío de las intenciones originales. El Bautismo salió de una anécdota que me contó un cura, como hecho real: un colega suyo se negó a bautizar a un recién nacido por encontrarlo demasiado poco humano. El modo de hacer un libro con esa anécdota era olvidarla, para fecundar la historia con su olvido. Y el cura mismo, en la segunda parte de la novela, la ha olvidado. Y ahora que pienso en el olvido, me acuerdo de una cosa. Yo conocía al recién nacido protagonista de la historia, era un compañero de estudios, al que después perdí de vista. Pues bien, hace poco abrí el diario y lo vi: es obispo, y jerarca principalísimo del Opus Dei. Si eso no es desviarse de las intenciones originales...
TBR: ¿Prefieres la literatura que se deja llevar por la improvisación que aquella que lo tiene todo previsto, medido y estudiado?
CA: Quizás las dos opciones no son excluyentes. Yo siempre creí practicar la improvisación más descarada e irresponsable, cercana a la escritura automática. Pero siempre mantuve una saludable desconfianza hacia ese "fondo salvaje" del pensamiento, del que al fin de cuentas no pueden salir más que los trillados lugares comunes que nos dictan las determinaciones sociales, históricas y familiares que nos han formado. Así que trato de que la improvisación corra por vías trazadas por la inteligencia.
TBR: ¿Esa "escritura automática"bretoniana te convierte también en un escritor prolífico? Por la frecuencia con que se publican tus libros se diría que escribes mucho.
CA: Ya se me ha vuelto un hábito aclarar que no escribo mucho sino poco, y hasta poquísimo. Nunca paso de una página por día, negociada muy lentamente y con toda clase de preparativos. Y no todos los días. Es cierto que publico dos novelas por año, pero son novelitas de menos de cien páginas. Y es cierto que vengo haciéndolo así desde hace treinta años. El surrealismo era algo muy vivo y estimulante en la Argentina de los años sesenta, los años de mi formación, que sucedió entre poetas. Todos mis amigos y maestros fueron poetas, incluidos de un modo u otro en la estela del surrealismo. De ellos tomé el procedimiento y los gestos. Nunca fui de esos novelistas que se sientan a la máquina de escribir y escriben en extenso. Lo mío fue, y sigue siendo, el dibujo laborioso de una escena, y al día siguiente otra, como los collages de Max Ernst o las cajas de Joseph Cornell.
TBR: ¿Esto te lo permite más la novela que otros géneros?
CA:La palabra "novela" ha ampliado tanto su significación que es ideal en términos de libertad. Ni se me ocurre escribir otra cosa. El cuento no me gusta porque depende demasiado de la calidad; si no es bueno, no funciona. De la novela en cambio pueden apreciarse otras cosas además del virtuosismo del autor; es un formato más relajado, que permite cambios de idea, arrepentimientos, asimetrías, y unos recorridos sinuosos que creo que se adaptan más a mi imaginación. La poesía nunca la he intentado, porque no tengo el sentimiento de la materialidad de la lengua. Las piezas de teatro que he escrito son experimentos de novelita dialogada. Y en cuanto a ensayos o artículos, me he obligado a escribirlos para alivianar un poco a mis novelas de una carga reflexiva que amenazaba con crecer. Me da trabajo escribirlos porque siento todo el tiempo a un guardián de la verdad vigilando sobre mi hombro. Pero tienen la ventaja de que cuando termino uno, con indescriptible alivio, disfruto más la vuelta a la novela.
TBR: ¿De qué manera plasmas en la novela tu visión de la realidad?
CA: Por algún motivo, siempre he sentido que la realidad es algo que hacen los otros y que yo estoy condenado a ver desde afuera. Supongo que esa distancia debe darle un tono especial a lo que escribo, quizás un matiz de extrañeza, quizás (ojalá) de libertad. Pero debo decir que a mis libros, más que como reflejo o representación, los pienso como instrumentos o herramientas, para operar sobre la realidad, precisamente.
TBR: ¿Dónde entran el lector y los personajes?
CA: Me temo que ni el personaje ni el lector son prioridades para mí. Me ocupo más bien del verosímil, de la visibilidad de las escenas, de la continuidad. Por supuesto que el lector debe de estar presente en algún rincón de mi conciencia, pero creo que cumple una función más bien instrumental, de "control de calidad". Y respecto de los personajes, prefiero los estereotipos o marionetas, sin psicología ni profundidad. El personaje es un mal necesario para la clase de novelista que soy.
TBR: Tienes atracción por personajes que no son precisamente estereotipos, enanos, monjas, curas, ignorantes, travestidos, delincuentes de poca monta.
CA: Me parece que estamos usando definiciones distintas de la palabra "estereotipo". Para mí, no hay nada más estereotipado que un enano, una monja, un travesti o un asesino serial. La literatura popular, la televisión, la imaginación colectiva, se han encargado de tipificarlos hasta la caricatura, y ahí es donde los tomo yo. Todos los mitos de la profundidad y la psicología se concentran en el hombre común, cuyos misterios insondables me asustan y desalientan.
TBR: En la literatura latinoamericana no abundan tales estereotipos, quizás pensaba yo en esos, en el personaje escritor, el revolucionario, el dictador, el cacique, el indio, el señorito.
CA: Depende de la literatura latinoamericana que uno lea. No hay revolucionarios ni caciques en los libros de Borges o de Felisberto Hernández o de Elena Garro o de Adolfo Couve o de Machado de Assis. Reducir lo latinoamericano a Rulfo y Ciro Alegría es difamatorio.
TBR: Ahora que dices esto, recuerdo que Ignacio Echevarría dijo algo así como que el efecto del Realismo Mágico había sido tan invasivo, que de Rulfo se podían reclamar deudores"desde Sergio Pitol hasta César Aira".
CA: Contextualizar está bien, pero hay que tener en cuenta que una parte importante del trabajo del novelista es descontextualizar. Por lo pronto, se descontextualiza a sí mismo; su educación casi no es otra cosa. Que uno sea latinoamericano no significa que sus lecturas o influencias sean necesariamente latinoamericanas.
TBR: ¿En todo caso qué te permiten los estereotipos?
CA: Llego más rápido al relato, y puedo hacerlo marchar más rápido, sin el lastre de la causalidad psicológica. Puedo permitirme otras causalidades, las de la fábula.
TBR: "Imaginativo, sorprendente, no llega a convencer, tal vez por una excesiva pretenciosidad y cierto descuido formal barojiano, aunque no lo haya leído, como cabe suponer." Comentario de Joaquín Marco sobre Las noches de flores.
CA: Le doy la razón, y creo que se queda corto. Las reseñas negativas siempre me parecen provenir de una lectura más inteligente y más atenta que las positivas. De hecho, siempre que me elogian tengo la sospecha de que no han leído el libro.
TBR: Qué piensas de que muchos escritores jóvenes te consideren una de sus principales influencias.
CA: No creo que sean muchos. No creo que ningún escritor joven se proponga escribir libros como los míos, y por cierto que no se lo deseo. En cambio, sí me gustaría llegar a ser un buen ejemplo de vocación, de compromiso con la literatura, y de empeño en la busca de libertad.

20 agosto 2008

Semana Fantástica en el Centro Cultural de España

David Roas viene desde Barcelona haciendo un alto en su cátedra de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada en la Universidad Autónoma de Barcelona. Autor de Teorías de lo fantástico (2001); La recepción de la literatura fantástica en la España del siglo XIX (2001); Hoffmann en España (2002); De la maravilla al horror. Los orígenes de lo fantástico en la cultura española, 1750-1860 (2006) y de varios libros de microrrelatos. Sus obras han sido recogidas en importantes antologías y en revistas literarias, así como en la red. Tiene en su haber cuatro obras científicas relacionadas con el género fantástico. Presentará dos de sus obras recientes este lunes 25 de Agosto a ls 8pm.: Horrores cotidianos y Meditaciones de un arponero. Además, los días lunes 25 y martes 26 (de 10:00 a.m.- 1 p.m.) dictará el Taller de autor: El microrrelato. Dirigido a jóvenes narradores. Plazo de inscripción hasta el día miércoles 20, 15 vacamtes, enviar CV a yprada@aecid.pe

Por otro lado, Jordi Carrión (España, 1976) es escritor, crítico literario, periodista de viajes y doctor en Humanidades por la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, donde imparte clases de literatura contemporánea. Es co-director de la revista Quimera. Ha publicado la novela corta Ene (2001), el libro de crónicas La brújula (2006), el libro de artista GR-83 (2007) y dos novelas de no-ficción, Australia. Un viaje (2008) y La piel de La Boca (2008); sus crónicas americanas han sido reunidas en Norte es Sur (2008). Además, ha editado el volumen El lugar de Piglia. Crítica sin ficción (2008) y ha adaptado a clásicos como Bernat Metge o Dante. Ha colaborado en revistas hispanoamericanas como Travesías, Etiqueta Negra o Punto de vista. Sus relatos han sido antologados en Alemania, Cuba, Argentina, México y España. Invitado a aprticipar en la semana de autor, dará una conferencia sobre Crónicas de viaje en el Centro Cultural de España: El viaje visto desde Google Earth. Comenta: Juan Manuel Robles. Además brindará un taller sobre crónicas de viaje los días Jueves 28 y viernes 29 (10:00 a.m.) para participar seguir los mismos pasos que en el caso de David Roas. Esta misma conferencia se dará en la ciudad del Cusco, el jueves 21 (7:00 p.m.) en el auditorio del Convento de Santo Domingo. En la mesa estarán los escritores, Pasos Paz, Mario Carrión (escritor y periodista), Wilden Portilla (escritor y periodista) y como moderador el escritor Miguel Angel Pimentel.

18 agosto 2008

Entrevista a Ernesto Sábato

El fin de semana salió al debate en el taller la obra de Sábato y su influencia en las letras castellanas. Esto último es inobjetable, aunque muchos escritores y críticos hayan comentado en su momento que la prosa de Sábato arruinó la manera de contar. El debate, como siempre, continuará, porque la literatura, la buena literatura, no tiene tiempo. Los dejo con esta mini entrevista en la que un agrio Sábato se muestra bastante harto de preguntas.

"La razón no sirve para la existencia"
Santos Lugares a pesar de estar a sólo 40 minutos de Buenos Aires parece un pueblo de provincia. Pocos autos, plaza con iglesia, casas con jardín. En Santos Lugares todos saben dónde vive Ernesto Sábato. "Cerca de la vía, tres cuadras a la derecha, una a la izquierda. Ahora, ¿él la espera?", dice el obrero de Ferrocarriles. "Porque a esta hora a él le gusta caminar hasta Sáenz Peña, hasta la estación anterior. El sabe hacer ese camino casi todos los días."
La casa de Sabato, amplia y con una dignidad donde se rastrean viejas vidas más esplendorosas, está al fondo de un jardín sombreado por cipreses, gomeros y enredaderas. Una manta espesa de hojas secas cubre el suelo. A la izquierda un camino de baldosas blancas y negras conduce a la puerta de entrada. Por ese camino avanzo, y levantando la mano saludo a Sábato que, de pie, tras una ventana, me mira llegar. Aunque no sé si me ve.
En la habitación en penumbra Sábato sigue de pie mirando hacia afuera. Cuando entro se vuelve. Su rostro es el que conocemos de la televisión y las fotografías: sombrío, pesimista. Mientras nos saludamos me pregunto cómo hará para infundir optimismo a los jóvenes, cómo podrá pasar por encima de tanto pesimismo, para cumplir con esa misión que apasionadamente se propone. Lo pienso, pero aunque es una buena pregunta no la hago.
Casi a modo de saludo le cuento lo difícil que es elegir cinco o seis preguntas entre las 30 que tenía preparadas. Pero él no está distraído. "Tres o cuatro, tres o cuatro" responde.
- ¿Con cuál de sus personajes se identificaría hoy? ¿Martín Bruno, Juan Pablo? ¿O tal vez con alguna de las mujeres?
- ¿Por qué hoy? -dice mientras ordena algunos papeles sobre la mesa.
- Porque han pasado muchos años y es posible que usted haya descubierto en ellos cosas nuevas que no había visto antes, cuando los creó. Usted cambió; ellos también cambiaron.
- Tendré que decirle que salvo alguna excepción (una persona, por ejemplo, fue la inspiradora total de un personaje), todos los demás salieron de mi corazón. Todos son emanaciones de mi propia inconciencia, que jamás engaña. - Se sentó, miró hacia el techo y quedó en silencio. Finalmente añadió -: El corazón de cualquier mortal es un conjunto de contradicciones, algunas aterradoras, como sucede con las pesadillas. Todos somos, no digo algunos, sino todos, una mezcla de bondad y maldad, ateísmo y espíritu religioso, generosidad y egoísmo, valentía y cobardía.
- ¿Cuál de esos seres de ficción creados por usted le resulta el más querido?
- Hay varios, sí, sí varios -dice, y poniéndose de pie vuelve a mirar hacia afuera por la ventana-. Martín adolescente en Sobre héroes y tumbas. Y la sirvientita de la calle Reconquista, hotel de marineros. ¿Recuerda algo de eso?
- Sí, claro, la que lo salva del suicidio.
- Vive en un altillo, pobrecita, con un retrato de Gardel en la pared y una lámina de esas que parecen de un tratado de anatomía de Testut, donde Cristo muestra su corazón en el centro de su pecho abierto.
- También hay un retrato de Evita.
- Sí, le da un mate cocido caliente y trata de reanimarlo. "Niño, hay tantas cosas lindas en la vida, dice mostrándole el cajón de verduras donde duerme su hijito. Mire, aquí me dejan tenerlo conmigo. Tengo esta vitrola vieja y unos discos de Gardel. Hay tantas cosas lindas. Las flores, los perros, los pájaros". Cuando el pobre Martín se levanta ya no se suicidará como pensaba.
- ¿Es ese pequeño personaje uno de los que más ama?
- Claro que sí, no se puede mentir en cosas tan graves, y mucho menos en personajes de ficción. A menudo he sido duro, sarcástico, peleador, pero también he podido sentir cosas tan sencillas y fundamentales como esta de la pobre sirvientita inventada. Esta posibilidad es la que desde que era un adolescente me ha inclinado hacia los pobres, los humillados, las razas perseguidas.
- ¿Qué lo mueve a elegir un tema?
- El instinto.
- ¿Nunca la razón?
- La razón no sirve para la existencia. Sólo sirve para demostrar teoremas o fabricar aparatos. El alma del ser humano en lo más profundo, no está para esas cosas.
- Mucho se dijo sobre usted y su personaje de El túnel. Claro que usted nunca mató a ninguna mujer, pero es pintor desde siempre y se puede suponer que es capaz de ser ferozmente celoso, ¿no?
Ernesto Sábato queda mirándome con expresión irónica. Tal vez quiere decir: "No pienso entrar en sus trampas y hablar de cosas privadas". Dice: "Es verdad, nunca maté a una mujer. Pero, además, no creo en una literatura que calca personajes de la realidad. Eso está bien para escritores naturalistas. Todo naturalismo es superficial, porque no alcanza a la condición humana más profunda, que siempre es sobrenatural".
- En el prólogo de Sobre héroes y tumbas usted dedica la novela "a la mujer que tenazmente me alentó en los momentos de descreimiento", etcétera. Es curioso, pero no la nombra. A mí, esa dedicatoria me pareció que encerraba una pequeña trampa. Muchas mujeres se sentirían aludidas.
Sábato me mira. Su mirada no es irónica sino dura, muy dura. ¿Iría a decir que daba por terminada la entrevista? Dio unas vueltas por la habitación y respondió sin mirarme:
- Soy incapaz de esa clase de mentiras. ¿Quién va a ser sino Matilde, la mujer que me soportó desde los 17 años?
- Yo no quiero que se enoje.
- Si no quiere que me enoje no haga preguntas que pueden enojarme.
- ¿Le resulta impertinente que le pregunte si fue Matilde la única mujer en su vida o tuvo otros amores?
- Tuve otros amores como casi todos los seres humanos. Por no decir todos. Algunos muy fuertes y perdurables, ¿y qué? Grandes culturas en la antigüedad han sido poligámicas o poliándricas. Sólo en esta hipócrita sociedad burguesa se esconde esa tendencia natural de la criatura humana.
- Cuando le dieron el premio Cervantes dijo que, a veces, se sentía ante sus propios personajes como ante seres de carne y hueso, "tan desconocidos que conseguían aterrarme"?
- Eso prueba lo extraño de la vinculación entre autor y personajes. Una relación difícil de explicar.
- ¿Por qué las mujeres en su obra -todas las mujeres- son tan misteriosas, sombrías?
- No sólo las mujeres. También los hombres tienen aspectos sombríos, misteriosos, cosas que no muestran. Todos los seres humanos son así.
- Muchas veces le han preguntado si el "Informe sobre ciegos" de Sobre héroes y tumbas tiene algún significado especial, si alude a alguna realidad no explicitada.
-Muchas veces me preguntan eso y otras tantas les respondo que esas páginas las escribí en un mes y no sé qué significan. Eso, como las pesadillas, salió del inconsciente.
- Cuénteme ¿cómo se distanciaron con Borges?
- Fuimos amigos y nos separó la política. Cuando la llamada Revolución Libertadora llegó hasta lo peor, las torturas a militantes peronistas, yo denuncié una noche, por radio Nacional, nombres y apellidos. Se armó un gran escándalo. A los dos días salió una larga declaración de escritores y artistas condenándome, lo que significa que de alguna manera justificaban las torturas. Lo curioso es que fui siempre antiperonista como ellos, pero por lo visto, por motivos muy diferentes. Como siempre fui un especialista en hacerme enemigos. Muchos años después hubo una reconciliación gracias a un joven escritor que logró que hiciéramos un diálogo que luego se publicó en un libro. Yo creo que hemos pasado las tres y las cuatro. Y tal vez las cinco preguntas, ¿no?

Entrevista realizada por Esther Gilio para la revista Brecha, en 1996