29 enero 2009

Tres cuentos inéditos de Julio Cortázar

Julio Cortázar y Aurora Bernárdez (Fuente: El País digital)

Los cronopios salen de juerga
Tres inéditos de Julio Cortázar conmemoran el 25º aniversario de su muerte

Los chicos de la escuela le llamaban "el belgicano" porque gargarizaba las erres y porque había nacido, por casualidad, en Bruselas. Fue en agosto de 1914, en el arranque de la Primera Guerra Mundial y durante una misión de su padre en la embajada Argentina. Afable, aniñado y con ojos de gato, "larguirucho, carapálida, desgarbado y lampiño", así recordaba a Julio Cortázar en la primera página del primer tomo de sus Obras completas (Galaxia Gutenberg / Círculo de lectores) su amigo, el crítico Saúl Yurkievich, que, acto seguido, matizaba lo de lampiño a la luz de la barba con la que, en los años setenta, el escritor quiso homenajear al Che y, de paso, a Orson Welles.
El 12 de febrero de 1984, muy pronto hará 25 años, el autor de Bestiario murió en un hospital de París víctima de una leucemia. Yurkievich, que estaba a su lado, contó que poco antes había pedido escuchar el último quinteto de Mozart y un solo de piano -I ain't got nobody- de Earl Hines.
Había llovido lo suyo desde que, en 1951, vendiera su colección de discos de jazz para malvivir en Francia como un becario feliz. También desde que, dos años más tarde, se consagrara, por encargo de Francisco Ayala y para la Universidad de Puerto Rico, a traducir los relatos y ensayos de Edgar A. Poe. Una traducción que Páginas de espuma y Edhasa acaban de reeditar en España para conmemorar el bicentenario del narrador estadounidense.
Ese mismo año, 1953, Cortázar se había casado en Buenos Aires con Aurora Bernárdez, una licenciada en letras de origen gallego que, con el tiempo, se convertiría en la brillante traductora de autores como Italo Calvino, Lawrence Durrell y Albert Camus.
Bernárdez, de 91 años, se separó de Cortázar en 1968, pero cuidó de él en sus últimos días y sigue cuidando de su legado. De hecho, ayer presentó en Madrid una edición artística con tres textos inéditos de la serie de Historias de cronopios y famas, según Vargas Llosa, amigo de la pareja, el libro más "travieso" de Julio Cortázar. Ella fue, además, la inspiradora de esos relatos llenos de paradojas. "Un día en la villa Médicis de Roma", contó ayer, "le dije a Julio: 'esta escalera es para bajar no para subir' y él me dijo: 'nunca lo había pensado". Ahí arrancó la colección. Continuar leyendo AQUI

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