23 junio 2008

Tres giros con Julio Meza

Julio Meza publicó a fines del año pasado un libro de cuentos donde libertad y crueldad se entrelazan para enfrentarnos a nuestras realidades más cercanas. Este año uno de sus cuentos obtuvo el primer lugar en el proyecto Quipu, que desarrollan bloggers culturales peruanos. Esta es una pequeña entrevista en uno de sus altos como abogado defensor.

Tres giros mortales es tu primer libro de cuentos, ¿Cómo nace la idea de reunir estos textos en un volumen con ese nombre?
Bueno, el nombre del libro se debe a que se divide en tres partes definidas. En la primera, hay algunas referencias veladas a la ciudad de Lima. Es decir, uno lee los cuentos y dice: "pero estas locaciones son de Lima". Sin embargo, como toda ciudad literaria, la que sale en esos textos sólo es una referencia abstracta del lugar real. No es más que una ciudad construida con palabras. En la segunda parte, es decir en segundo bloque de cuentos, hago mención a un tema que me interesa mucho: el humor. Me pareció difícil escribir cuentos con un objetivo claramente humorístico. Uno nunca sabe si el efecto dará resultado y, tal vez, se puede caer en el terrible error del chiste malo. En la tercera parte, hablo de la crueldad. Es un tema que, en su momento, me interesó mucho. No he seguido profundizando en ello. Pues creo que no soy muy perito desarrollando ese tópico. Ahora bien, los tres componentes del libro, están ligados porque en cada uno de los cuentos se halla como trasfondo el reflejo del absurdo. Tanto en la ciudad, como en el humor y en la crueldad, encuentro el vaso comunicante del absurdo. En fin, esa es más o menos la explicación del título.

Un viejo que busca la felicidad, un contador que cuestiona la libertad y un niño que le arranca las alas a una paloma... Da la sensación de que el cuestionamiento a la libertad es permanente en tu libro.
No había leído mis cuentos de esa manera. Pero para mí el tema de la libertad es importante. No tanto como eje temático, sino como motivo para seguir escribiendo. Según mi punto de vista, la literatura es libertad. Es un espacio para el desarrollo de la libertad. Por supuesto que tiene límites: el lenguaje. Pero mientras más lo dominas, se consigue una plasticidad que permite que el autor de desenvuelva a sus anchas. Obviamente, el lenguaje nunca será suficiente para expresar la totalidad del conflicto humano. Pero, si nos fijamos en otros espacios de devenir del hombre y la mujer, nos daremos cuenta que la literatura, con sus limitaciones, ofrece un horizonte amplio por donde se puede circular como en las más utópicas anarquías. La literatura es, entonces, una expresión más de la libertad.

Esta pregunta es inevitable: ¿Cuáles son o han sido tus autores favoritos?
JM: Para arrancar, el Martín Adán de la Casa de Cartón. El Clemente Palma de los Cuentos Malévolos. Luego, el Ribeyro de los cuentos fantásticos y experimentales. El Luis Loayza de el Ávaro. El Vargas Llosa del Elogio de la Madrastra y de Los Cuadernos de Don Rigoberto. El Carlos Herrera de Crueldad del Ajedrez. De los contemporáneos que me agradan. Primero, César Aira, cualquiera de sus novelas breves. El Murakami de Sputnik, mi amor. El Javier Marías de Mañana en la batalla piensa en mí. El Vila Matas de Bartleby y compañía. El Paul Auster de Trilogía de Nueva York. Y, esto te parecerá extraño, el Woody Allen de Para acabar de una vez por todas con la cultura.

Finalmente ¿Cuándo tendremos una nueva entrega literaria?
JM: Bueno, ahora estoy haciendo un libro de cómics con la ayuda de una estudiante de Bellas Artes, Yamile Olivas. De modo que lo más literario que tengo por presentar es un tomo de historietas. Estoy haciendo también una novela. Pero supongo que la acabaré para enero del próximo año. Así que primero saldrá a la luz el libro gráfico.

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