23 mayo 2012

Niño de Guzmán: el escritor de medianoche




Escribe: Cecilia Podestá

Neblina para ventanas rotas

La perturbadora conversación entre un padre y su hija al momento de acostarla termina con los relinches de una manada de caballos blancos, desbocados en una noche interminable y que será eterna mientras haya lectores. Una prosa violenta dentro de una calma verosímil, dolorosa y pareja; comenzaba. Este cuento es el inicio y da nombre al primer libro de Guillermo Niño de Guzmán: Caballos de medianoche (Seix barral, 1984).

“¿Una entrevista? Pero ¿a cuento de qué? No he publicado nada”. Acaso la simple primera lectura de un libro no puede ser un motivo para ir detrás de la carcajada de quien lo escribió y preguntarle por escenarios y personajes, o por el poco sentido de la realidad que para ser conservada se guarda bajo el lenguaje, única y total maldición de los escritores.

“Tenía 29 años cuando lo publiqué. Mario Vargas Llosa lo prologó y lo recomendó a los editores. Admito en ese libro una frescura que después me fue difícil alcanzar. Ahora me pasa al revés: domino la forma y se me escapa ese apresar el mundo que era tan mío” dice Guillermo Niño de Guzmán, rodeado de las fotografías en blanco y negro que cuelgan de sus paredes y bien podrían ser voces que se presienten cuando ya no queda nadie, risas y bailes quietos que ya van durando décadas.  Quizá alguno de ellos llegó a ser personaje, o solo acompañó al escritor en una que otra noche demasiado larga entre el jazz y la ventana.  

Lo sórdido y lo sucio en una prosa que se aspira, mostraron personajes entre el jazz, la cerveza, la autodestrucción o la calma ante en el segundo exacto en el que una bala se hunde en el estómago, como en El olor de la noche junto a la mujer desgarbada  que habría sido bonita unos diez años antes.

De pronto quise escuchar la canción de La Reina, encontrada muerta por sobredosis que es igual a decir tristeza en Good Morning, Heartache, tercer cuento del libro en el que el narrador piensa en que a La Reina le hubiera gustado “escuchar”  When the saints go Marchin in en su propio velorio, una fiesta miserable para su pianista, un tal Mauricio y el que narra la historia de ella y un bebé muerto guardado en una caja rodeado de su propios olores.

Pero Guillermo Niño de Guzmán no pone esa canción, sino que sigue, nos cuenta más sobre esa galería de personajes. Una mujer no hace un verano, su segundo libro de cuentos  salió en 1995 y Algo que nunca serás en el 2007.

“Si, publico poco, cada diez años o más. Soy un cuentista. Eso también me da libertad, no tengo la presión que tienen los novelistas. Quería ser libre y lo he logrado. Solo publico cuando creo que tengo algo importante que decir, casi como hacen los poetas. Mis personajes salieron a correr por el mundo como yo y eso está bien.  A los veinte años no me hizo falta más que una mochila y cuatro reales. Viví en Francia, Paris, Madrid, Barcelona.  Incluso, fui corresponsal de guerra en Bosnia en Sarajevo y…. ¿qué recuerdo de eso?”.

“Vi muchas personas que habían perdido sensibilidad, aventureros, gente joven. Nos jugábamos la vida pero pronto lo sabríamos. Era una zona de guerra. Recuerdo que alquilé un chaleco antibalas en una armería en Paris para que me dejaran pasar únicamente. No servía de mucho, fue el más barato que conseguí. Nunca vi tanto miedo, AKMs, cosas dolorosas. Tampoco volví a sentir tanta adrenalina. Además había que escribir sobre la marcha. Lo hacía como podía desde un hotel tomado, escuchando las sirenas del toque de queda. Los periodistas están condenados a escribir sobre el presente, los escritores sobre el pasado, pero la muerte se da en ambos tiempos, además tiene un olor particular, sabes?”.  

Guillermo Niño de Guzmán vuelve  mirar por la ventana. La neblina no es imaginaria. Es el primer día del invierno limeño. Sarajevo desaparece y dice “escribo mi primera novela”.

Habrá que esperar entonces junto a la misma ventana por esa nueva caravana marginal de personajes fascinantes que convirtieron al narrador en uno de los mejores escritores de nuestro país.

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