23 marzo 2011

¿Quieres dormir en el cuarto de Salinger?

Suena terrible decirlo, pero la muerte de J. D. Salinger hace casi un año ha dado un respiro a una serie de particulares e instituciones que llevaban décadas tratando de sacar partido a su relación con el escritor pero topándose con el muro de los abogados de este. Una de estas instituciones es el Ursinus College, una pequeña universidad de Pennsylvania en la que Salinger pasó un semestre entero en 1938. Hace años que dan una beca para jóvenes estudiantes cuyo principal gancho es ocupar la habitación en su día ocupada por el autor de “El guardián entre el centeno”. Sólo que hasta ahora tenían que hacerlo de tapadillo, como quien trafica con sustancias ilegales. Por fin podrán hacerlo y decirlo abiertamente.
El Ursinus College se fundó en 1869 y se bautizó en honor de Zacharias Ursinus, destacado teólogo alemán protestante del siglo XVI. Presumen muy orgullosos en su web de los seis meses de 1938 que Salinger, todavía muy joven, “galante y delgado”, pasó en su campus, “escribiendo una excéntrica columna para la revista estudiantil titulada The Skipped Diploma (algo así como el diploma que te has comido o te has saltado”, saliendo con varias coeditoras de la revista y abandonándonos por el Día de Acción de Gracias”.
Entonces la relación de Salinger con Ursinus fue breve pero intensa, sobre todo para la universidad, que a lo largo de los años no ha parado de buscar maneras de rentabilizar el hecho, informa "The New York Times": desde ofrecer a Salinger una cátedra o un doctorado honoris causa hasta montar un festival literario en su honor. Una y otra vez estas propuestas chocaron con una glacial indiferencia. Hasta que a Jon Volkmer, un profesor de inglés de Ursinus, se le ocurrió crear la beca anual J. D. Salinger, dotada con 30.000 dólares, más el incentivo de que el estudiante afortunado pasara su primer año en la universidad ocupando la antigua habitación de Salinger.
La idea funcionó lo suficiente como para que la universidad cayera bajo el conocido rayo de Zeus de los abogados de Salinger, que les mandaron cartas instándoles a desistir. Se optó entonces por cambiar el nombre de la beca, llamada oficialmente “Premio Ursinus College de Escritura Creativa”, aunque en el argot estudiantil se la conoció más bien por “La Beca que no es de J .D. Salinger”. Y por supuesto todo el mundo sabía que la oferta de ocupar la habitación seguía en pie; el oscuro escritor no podía impedir que Ursinus fuera la dueña de la habitación, ni prohibirles que pusieran una placa conmemorativa en ella.
A lo largo de los años la estrategia ha funcionado. Varios de los ocupantes de la habitación reconocen que el tema les daba morbo y que si no se lo daba a ellos, sí podía dárselo a otras personas, ayudándoles por ejemplo a ligar. Por lo demás no es la habitación más espaciosa ni la más luminosa del mundo. Pero bueno, ¿quién iba a esperar otra cosa que oscuridad y estrecheces al entrar en el cosmos de Salinger?
En Ursinus se tomaron siempre con humor la falta de él por parte de Salinger. Ellos siempre han considerado que el escritor se equivocaba al meterles en el mismo saco que otras sanguijuelas sociales, periodísticas y literarias ávidas de beneficiarse de su fama. Después de todo ellos no trataban de hacerse ricos sino de dar músculo a una beca pensada para estudiar a jóvenes aprendices de escritor que empiezan. ¿Por qué no podía Salinger colaborar un poco? Bueno, aunque un poco ya ha colaborado al dejar este mundo, dejando a su vez el campo libre para que la beca del Ursinus College salga de la clandestinidad.

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