01 septiembre 2010

Los salvadores de Quispichix / La novela fantástica en el Perú

Entre los géneros literarios más fascinantes surgidos en nuestra historia universal tenemos a la ciencia ficción. Corriente, no solo literaria, sino también artística que ha sido explotada arduamente por los narradores, poetas, pintores, dramaturgos, autores de cómics, directores de cine, etc. Sin embargo, a pesar de su inmensa popularidad (acompañada muchas veces de una escasa calidad), la ciencia ficción es un género que aún no goza de estatutos que la definan como tal, lo cual provoca que haya muchos textos que no puedan encajar en dicha taxonomía. A lo que me refiero con dicha aseveración es que los límites de la ficción científica aún son nebulosos e indefinibles y dudo mucho que, en los próximos años, algún estudioso sesudo pueda decirnos porque una novela es o no del género que nos ocupa. John W. Campbell, prestigioso director de la mítica revista Astounding, decía que ciencia ficción es todo aquello que se publica en las revistas de ciencia ficción, comentario que nos remite a lo siguiente: Hubo y hay libertad entre los editores, lectores y los propios autores para incluir un texto dentro de dicha corriente. He analizado muchos casos dentro de mi país y en el extranjero, y he comprobado que, generalmente, cuando una obra es catalogada como ciencia ficción por uno de estos tres bastiones (editor, lector o autor) resulta siendo de tal género. Esto a modo de anécdota. Abundan más los casos en los que a las obras de ficción científica no se les reconoce como tales y se les brinda otros rótulos, mayormente inventados, mal manejados o torpes. Esto es muy penoso. Porque estoy seguro que la gente que habla mal de dicho género, nunca lo ha leído o no lo ha absorbido como debe ser, es decir, consumiendo buena ciencia ficción literaria. Hay quien dijo que La carretera de Cormac MacCarthy no es ciencia ficción porque el tema no es la ficción científica, sino la relación entre un padre y su hijo. Bueno, el tema puede ser cualquiera. La amistad entre un hombre y una bestia, por ejemplo. Pero si la ambientación corresponde a la ciencia ficción, entonces estamos ante una ficción científica. Y si el autor de dicha obra dice que no es así, no le creamos. El escritor es el menos indicado para juzgar una obra suya, ya lo dijo el maestro Stephen King. Tengo la impresión de que la ciencia ficción es uno de los géneros que más se consume y, al mismo tiempo, resulta ser el menos conocido por el ciudadano de a pie. Esto resulta curioso porque ésta podría ser una de las vertientes de la literatura más rica en subgéneros que existe. Tenemos las utopías, las distopías, las ucronías, la space ópera, los mundos paralelos, alternativos, apocalípticos, post-apocalípticos, etc. Demos un pequeño vistazo a la ucronía, esta vertiente puede, incluso, contener a dos subgéneros muy trascendentales: El steampunk y el cyberpunk. Subgéneros dentro de otros subgéneros. No olvidemos además las combinaciones de géneros: La ciencia ficción de terror (It de Stephen King, Watchers de Dean R. Koontz), la ciencia ficción policial (Las bóvedas de acero y El sol desnudo de Isaac Asimov). La ciencia ficción política, sociológica, antropológica, teológica, etc. Esta pequeña introducción nada más pretende convencerlos de las múltiples posibilidades de la ciencia ficción como género literario, como arte y como medio de expresión. Ahora me gustaría hablar de una cosa muy interesante de la cual, ustedes, amables oyentes, quizá no estén enterados. La relación entre ficción científica e imaginación.
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