A través de esa ficcionalización de la realidad, El Color del Camaleón fantasea acerca de la vida literaria y sus artificios -premios, crítica o prestigios- y el resultado es una pátina cruel y divertida que el autor esparce sobre el espacio literario peruano. Así, “Destino” y “El cazador de dinosaurios” son algo más que cuentos, porque en realidad, parecen documentales. Por eso Rimachi Sialer disfruta mostrándonos el lado divertido del fracaso, la crisis peruana como carajicomedia y los entresijos más ridículos de nuestra vida literaria. Ese mundo peligroso donde más vale tener color de camaleón que cabeza de león.